GEES (15/4/2008)
La ex ministra de Vivienda y meteórica política del PSC es ya a estas horas ministra de Defensa, sin que se conozca familiaridad alguna en su currículum con el mundo de la seguridad y la defensa. Constituye esta la primera característica de la nueva persona encargada de pilotar el Ministerio; la falta de preparación. Bien es cierto que no es la primera persona que se hace cargo de la cartera de Defensa sin estar preparada para ello, y tampoco será la última, pero es necesario resaltar esta primera característica: nadie conoce qué meritos profesionales ha hecho la ya ministra para ocupar la cartera de Defensa y no cualquier otra.
Esta falta de preparación a veces se suple con tenacidad, voluntad e interés. ¿Es el caso? Por lo visto hasta ahora, Chacón ha destacado precisamente por lo contrario. En primer lugar, la ministra ha paseado por tierras catalanas un antiespañolismo poco disimulado («Yo soy la candidata del PSC y no del PSOE. En primera persona representare los intereses de Cataluña y de los catalanes. El objetivo es conseguir más autogobierno para Cataluña.» TVE, diciembre 2007). Ha hecho despegar al PSC agitando el fantasma de «que viene España», hasta el punto de haberse llevado un buen puñado de votos del partido de Puigcercós y Carod Rovira. Después del «prefiero que me maten a matar» de Bono ya casi nos acostumbramos a todo, pero creemos que es justo que militares y no militares sepan qué piensa Chacón acerca de la nación española, patria única e indivisible por la que ellos han jurado dar la vida. Incluso que piensa de sus predecesores.
En segundo lugar, las credenciales de Chacón en relación al modelo de Fuerzas Armadas son igual de peregrinas. Tanto Bono como Alonso se dedicaron con ahínco a desmilitarizar las Fuerzas Armadas, eso sí, con cierto disimulo el segundo y sacando pecho con aire marcial el primero. Pero ahora Zapatero no disimula. El trágala a los militares es ya descarado: el proceso de conversión de las Fuerzas Armadas en una ONG de uniforme se acelera con la llegada de la pacifista Chacón: «Se puede cambiar la guerra contra otro ser humano por la guerra contra el cáncer y la pobreza», (elpais.com, marzo de 2004). Todos debemos estar ya sobre aviso.
En tercer lugar, el Ministerio de Defensa exige dedicación absoluta, tanto temporal como de atención prioritaria; ¿va a conciliar la vida laboral y personal dirigiendo el Ministerio de Defensa? Es decir, ¿puede un ministerio como el de Defensa ponerse en manos de quien probablemente cogerá la baja dentro de pocos meses? El desprecio hacia nuestros militares se hace patente, y sólo valorándose poco a sí mismo se puede obviar: ¿sería concebible nombrar para el Ministerio de Economía o Interior a alguien que en pocos meses estará de baja? Cualquiera -y ZP no es una excepción- sabe que la sustitución de un ministro no es fácil, y conlleva problemas importantes para el funcionamiento de la institución. El de Defensa, por sus peculiares objetivos, es especialmente delicado, pues nuestros militares se están jugando hoy la vida.
Zapatero ha nombrado para dirigir el Ministerio de Defensa a una persona que no cree en una nación española única e indivisible; a una persona que no parece creer en el papel del ejército como instrumento para defender los intereses de los españoles. A una persona que si quiere ser consecuente con su Gobierno no va a poder dedicar al ministerio el tiempo que éste exige. En el fondo, el desprecio es notable, propio de quien se cree con la autoridad moral para infringírselo a los demás y forzarles a realizar cambios que hace bien poco serían impensables. Y esto, en la legislatura del consenso…
N. de la R.
Este artículo se publica gracias a la gentileza del GEES (Grupo de Estudios Estratégicos).