Abaha (6/5/2008)

Sobre las elecciones en Guinea Ecuatorial no hay mucho más que hablar («Informe detallado, barrio a barrio, urna a urna, del «tinglado» electoral organizado por Teodoro Obiang Nguema y su lobby institucional español«). Ahora sólo falta esperar a que entre España y Obiang Nguema configuren la Cámara de Representantes y los ayuntamientos más importantes, dos, tres o cuatro.

Ayer hemos sabido a través de fuentes directas y de la web del Gobierno en el Exilio que Severo Moto se encuentra en huelga de hambre «como medida de protesta por la situación irregular y de indefensión que sufre en estos momentos, tras ser acusado de traficar con armas de guerra, y ante la situación de desamparo en la que se ha quedado su familia».

Al parecer, «Severo Moto está sufriendo un durísimo y desproporcionado internamiento en el centro penitenciario de Navalcarnero», donde «sufre un rigor penitenciario y judicial que excede a la débil acusación de un más que hipotético delito de tráfico de armas con destino a la República Guineana».

Moto parece que ha tomado esta peligrosa decisión en solitario, tras ser desaconsejado por su abogado Francisco Fernández Goberna y por su fiel  Armengol Engonga. Eso al menos es lo que se propala. Nosotros, sin embargo, creemos que es parte de una perfecta «tela de araña» que se está tejiendo.

Curiosamente, la embajada de Guinea Ecuatorial en España, o sea Obiang Nguema, o sea España, han concedido visado a Esther y Francisco Severo, hijos de Severo Moto, para que puedan viajar a Malabo para entrevistarse con el sátrapa.

La página web de Moto, nos cuenta que los hijos del opositor guineano se entrevistaron con el embajador de Guinea Ecuatorial en Madrid durante más de dos horas. ¿Qué se trató en esa reunión? ¿No debió ser nada baladí? Sobre todo si tenemos en cuenta que los hijos de Moto debieron transmitir cabalmente lo que se había diseñado. En teoría, la libertad de su padre depende de las autoridades españolas -Justicia-, y no de Obiang Nguema; decimos en teoría… Entonces, a ¿qué pedirle a Obiang que «arregle la situación de nuestro padre, Severo Moto?

Los hijos de Moto le dicen a Obiang en esa carta que «nosotros sabemos que es posible llegar a un acuerdo» y que su padre, «no tiene más intención que la de luchar por la Libertad de su pueblo».

Es una carta bien pensada, humana, cargada de cierto dramatismo personal, en el que por desgracia está inmersa la familia de Moto. Le piden a Obiang que el «encuentro -entrevista- sea sereno y cargado de esperanza», además de pedirle «el retorno en libertad» de todos los guineanos.

El burdo montaje de las «armas de guerra» para acabar con Obiang Nguema, implicando a Moto, es tan de circo que lógicamente incita a pensar que se ha hecho así de mal para que se note y no tenga excesivo efecto. ¿Qué se busca con ello? 

Otro factor sintomático, aunque sin más, ha sido que Armengol Engonga está midiendo -no sabemos con qué intención- sus contactos. Ha roto literalmente con algunos interlocutores para «entregarse de hoz y coz» a otros que,  ¡cuidado!, pueden conducirle a él y a su entorno político a un suicidio colectivo, como a esos conejillos australianos que cada siete años, sin saber por qué, uno de ellos inicia el camino, seguido por miles de congéneres, hacía un precipicio, donde se tiran todos de cabeza, sin que hasta ahora se sepa la razón de la sinrazón. Eso, en el supuesto que los conejillos australianos tengan razón.

Sobre contactos, escritos y conversaciones entre unos  y otros, de momento no vamos a «entrar en ese trapo», pues no queremos que la lidia se malogre.

Nuestro mensaje, nuestro consejo, es que si un enemigo te ofrece una jugosa manzana para comer, antes de hacerlo, mira bien dónde está el veneno…