Salvador Pallarès-Garí (27/6/2008)
El editorial del EL PAÍS de ayer, 26 de junio, además de referir un artículo del articulista promarroquí Bernabé López, continúa relamiéndose en la demagogia.
El POLISARIO ha cometido el gran pecado de estar al lado de la ley, de la justicia, viene a decir.
Ahora resulta que los culpables de la existencia de 250.000 refugiados son los polisarios. Nada tienen que ver ni la invasión militar ilegal del Sáhara Occidental, los bombardeos con fósforo blanco y napalm sobre la población civil, ni las torturas y violaciones a los DD. HH. que perpetra, continuamente, impunemente, Marruecos en el Sáhara Occidental, ni las continuadas burlas a las resoluciones de la ONU, ni el expolio de las riquezas de un territorio en litigio (prohibidas por las Naciones Unidas), ni la dictadura teocrática marroquí, con súbditos, feligreses, en vez de ciudadanos.
Y, ¿qué decir de un monarca –M6– que es capaz de retrasar la llegada de ayuda humanitaria a la población del Rif, afectada por un grave terremoto? Pero, como no son Birmania, que no colabora con el Gran Occidente: (es)túpido velo de silencio sobre crímenes y mas crímenes.
Y todo un editorial para confirmar lo que era un secreto a voces: las negociaciones entre Marruecos y el Sáhara Occidental, en punto muerto. Pero ¿desde cuándo Marruecos ha tenido interés en que progresaran las negociaciones?
Qué lejos queda aquel PAÍS, vocero siempre del PSOE, que alababa las palabras de Felipe González, en 1979, con las que prometía que su partido estaría siempre, hasta la victoria final, con el pueblo saharaui. Las palabras se las llevó el viento de la hamada.