Luís Portillo (22/11/2008)
Los propietarios de los medios de desinformación hacen de su capa un sayo. En este caso, manipulan a placer y a discreción. A veces, las cartas al director sirven al jefe de la casa para justificar una información que él mismo se afana en ocultar a la sociedad; y también, para acallar la mala conciencia por una oscura actuación deontológica.

Hace unos días dirigí una carta al Director de “EL PAÍS” (EP) criticando la manipulación y desinformación de ese medio: silencio absoluto sobre un hecho político y social relevante, cual es la manifestación de unas diez mil personas en Madrid el pasado día 15 en defensa de la libertad y la independencia del pueblo saharaui (con motivo del 33 aniversario de la firma de los ignominiosos acuerdos tripartitos, mediante los cuales el último Gobierno franquista entregó el Sáhara Occidental a los jerifaltes de Marruecos y Mauritania), al mismo tiempo que el seudo Ignacio Cembrero llevaba a la página 45 («Gente y TV»!!!) una noticia -pretendidamente pintoresca- de solidaridad de nuestros actores con el pueblo del Sáhara Occidental. (Pareciera que el señor Cembrero se trae extraños desamores con los hermanos Bardem y, tal vez, también con buena parte de los profesionales de las artes escénicas. Él sabrá porqué).

Mi carta arremetía contra el silencio del lobby promarroquí y la complicidad silenciosa del medio de desinformación de PRISA. Seguramente, al director de EP le han llovido bastantes cartas en parecidos términos.

Hoy, miércoles 19, tras la denuncia de esa desinformación y ese silencio cómplice, EP pretende desquitarse soltando alguna de las cartas («Saharauis», escrita por Francisco Díaz Gallego) que sobre este tema habrán llegado a su Redacción; seguramente, una de las menos representativas, menos comprometidas y que más se presta a malinterpretar.

En primer lugar, el pueblo saharaui no es «invisible», como se afirma en la primera línea de la carta: Pretenden hacerlo invisible medios como EP, que es algo muy diferente.

En segundo lugar, el cuento de la ayuda externa: Primero se entrega a ese Pueblo al invasor genocida y, después, se pretende hacer creer a la opinión pública que se le «ayuda» con cuatro migajas de nada, cuando lo que se hace es mantenerlo en la miseria, el exilio, la diáspora y bajo el diktat de las Potencias que, de muy diversas maneras, apoyan y facilitan la ocupación y el expolio practicados por la monarquía alauita y no exigen la aplicación al Gobierno marroquí del Capítulo VII de la Carta de las Naciones Unidas.

Hasta los animales y las alimañas necesitan comer para subsistir. Pero no es sólo ésa la «ayuda» que precisa el pueblo saharaui. Como seres humanos y como Pueblo, además de alimentación y cuidados, necesitan -¡se les debe!- el apoyo político, la solidaridad activa y eficaz de todos los pueblos, de las organizaciones y de las instituciones sociales, políticas y económicas; en particular, las del país que, en la agonía franquista, vendió ese Pueblo al enemigo, ahora que también se cumplen 33 años de la muerte del nefasto dictador. El Pueblo saharaui reclama la devolución de la tierra que les fue robada en 1975; y de todos sus derechos. Todos.

Pero no se equivoquen ustedes, señores de “EL PAÍS”, con su sensiblería manipuladora y su mala conciencia personal o colectiva: Al Pueblo saharaui no se le «ayuda» silenciándolo y ninguneándolo, sino todo lo contrario, devolviéndole la voz usurpada -uno más de sus muchos derechos alienados- y prestándole el máximo apoyo, sobre todo político, tanto a nivel popular como, principalmente, al más alto nivel de las instituciones de nuestra nación, palabra que pondremos con mayúscula una vez hayamos cumplido nuestras responsabilidades con ese pueblo hermano.

¡Por un Sáhara Libre!
¡Sáhara Vencerá!

N. de la R.
Esta carta fue dirigida por su autor, Luís Portillo Pasqual del Riquelme, a la sección “Cartas al Director” del diario “El País”, pero hasta el presente no ha sido publicada. Nosotros, como en otras ocasiones la considerado, oportuna, valiente y esclarecedora, y por eso la publicamos.