Mi Columna
Eugenio Pordomingo (7/11/2008)
Esta expresión, «No me lo puedo de creer…», la dijo una de esas celebridades que  inundan nuestras pantallas de televisión. No se si la autora es cupletista, modelo, guapa de profesión, adicta al botox, tertuliana (asistente a ciertas tertulias de la llamada «prensa del corazón») o algo similar. El caso es que esa frase, como otras del mismo jaez, salió de unos labios ribeteados con silicona, para hacer más aséptico el mensaje, en este caso la incertidumbre: «No me lo puedo de creer…»

Eso me pasa a mí. No me lo puedo de creer…

Ha comenzado la era de la «Obamanía»; todos se aprestan a felicitar al emergente líder. No se si lo hacen con la esperanza de que solucione sus males, sus desgracias, o que los aupe en su inevitable ascensión hacia el Poder. ¡Obama ha ganado las elecciones, el mundo va a cambiar!, parece ser la consigna.

Resulta patético escuchar, que no oír, a algunos supuestos líderes ofrecerse a Obama como «fieles»  -caso Zapatero– para lo que sea. Los Estados Unidos no son ya el «demonio»; han dejado de ser los invasores de Irak, de Afganistán… De seguir así, las bombas atómicas que lanzaron el 6 de agosto de 1945 sobre las ciudades japonesas de Hiroshima y Nagasaki, tendrán en breve su disculpa mediática. Las bombas se lanzaron, es evidente, pero ¿quién dio esa orden? Eso es otra cosa y se irá diluyendo cual azucarillo.

Nunca acabaré de entender la «geoestrategia» de la comunicación, de lo «políticamente correcto». Al pan, pan y al vino, vino, dicen los castizos.

Entiendo, hasta cierto punto, las afinidades de raza, de color, de nacionalidad… Vale. Pero, no olvidemos un matiz, no se es negro o moro si se es rico. Sólo se es negro o moro si se es pobre. Los  moros y negros ricos tienen nombre y apellidos. Dos ejemplos cercanos: Mohamed VI y Teodoro Obiang Nguema.

Pero lo que no acabo de entender son las lisonjas de la mayoría de los medios de comunicación y de sectores de la clase política. Curioso me ha resultado el contenido de una nota de prensa que ha emitido un grupo de la oposición guineana radicado en España. Para ellos, la elección de Obama les «llena de orgullo por ser un descendiente de nuestro continente, al mismo tiempo que nos alberga (sic)  de esperanzas por el papel que esperamos de Vuestra Excelencia».

«En el caso de nuestro país Guinea Ecuatorial, seguimos esperando la ayuda de USA para que podamos ver el fin de la dictadura», continúa la inocente esperanza contenida en el comunicado de prensa.

Más sensata me ha parecido la reflexión de Rocío Ivonne Obama Angono, que emigró hace 13 años desde Guinea Ecuatorial a España, y que ha recogido un diario de Levante:

«Ojalá nos vaya tan bien como al senador Obama, aunque no creo que vaya a ser así».

Con los pies en la tierra se puede andar…