Mi Columna
Eugenio Pordomingo (24/12/2008)
Lo habitual, aunque sólo sea por eso de quedar bien y cumplir con los preceptos, la mayoría de los mortales suelen enviar tarjetas de Navidad (postales), deseando unas  Felices Fiestas de Navidad y Próspero Año Nuevo; aunque, ahora ese comercio se haga a través de internet.

¿Cómo desear Felices Fiestas de Navidad y un Próspero Año Nuevo a aquellos que nos hacen cada día la vida más difícil introduciéndose en nuestro organismo cual parásitos? Terroristas, traficantes de sustancias nocivas, mercaderes de personas y animales, maltratadores, pederastas y pedófilos, corruptores, banqueros y todos aquellos servidores públicos que utilizan su cargo con prepotencia, en beneficio propio, y no al servicio de la comunidad.  Sin olvidar a los «señores de la guerra», residan en Somalia, Estados Unidos o en cualquier otro lugar…

Ell ansia de poder, la ambición desmedida por acumular riquezas y el menosprecio a nuestros semejantes es ya algo tan habitual, que lo contrario llama la atención. Por eso, yo no deseo Felices Fiestas de Navidad y Próspero Año Nuevo a todos aquellos que basan su existencia a costa de los demás.

Coincido con Beltrolt Becht, cuando dijo que  «Tan inmoral es atracar un banco como fundarlo».