Mi Columna
Eugenio Pordomingo (23/12/2009)navidad
Al igual que el año anterior y el otro y el otro, ¡yo no deseo Felices Fiestas de Navidad ni un Próspero Año Nuevo a todos! Lo habitual, aunque sólo sea por eso de quedar bien y cumplir con los preceptos, la mayoría de los mortales suelen enviar tarjetas de Navidad (postales), deseando unas  Felices Fiestas de Navidad y Próspero Año Nuevo; aunque, ahora ese comercio se haga a través de internet o de la telefonía móvil.

¿Cómo desear Felices Fiestas de Navidad y un Próspero Año Nuevo a aquellos que nos hacen cada día la vida más difícil, introduciéndose en nuestro organismo cual parásitos? Terroristas, traficantes de sustancias nocivas, mercaderes de personas y animales, maltratadores y maltratadoras, pederastas y pedófilos, corruptores, banqueros y todos aquellos servidores públicos que utilizan su cargo con prepotencia, en beneficio propio y no al servicio de la comunidad. Sin olvidar a los «señores de la guerra», residan en Afganistán, Somalia, Estados Unidos o en cualquier otro lugar…

El ansia de poder, la ambición desmedida por acumular riquezas y el menosprecio a nuestros semejantes es ya algo tan habitual, que lo contrario llama la atención. Por eso, yo no deseo Felices Fiestas de Navidad y Próspero Año Nuevo a todos aquellos que basan su existencia a costa de fastidiar a los demás.

Coincido con Beltrolt Becht, cuando dijo que «Tan inmoral es atracar un banco como fundarlo».