israelJana Beris (17/2/2009)
«GANAMOS LA BATALLA, PERO perdimos la guerra», dijeron con razón miembros del partido israelí Kadima, encabezado por . Kadima es ahora el partido más grande del Parlamento (Kneset), pero dado que el centro izquierda se ha reducido y la derecha, como bloque, ha subido, Livni no puede formar gobierno. No es de descartar que acepte unidad nacional con el Likud de Benjamin Netanyahu (aún no es seguro), pero ser ella la jefa de gobierno, le será imposible.

El problema central es la gran fragmentación del sistema político y el hecho que el sistema electoral vigente ha llevado a una situación en la que no hay ningún partido dominante, en la que pequeños partidos tienen poder desproporcional a su tamaño, porque saben que son claves para formar coalición.

UN GOBIERNO POR DOS AÑOS
«Este resultado no es bueno para la democracia israelí, en absoluto, y está claro que ha comenzado la cuenta regresiva hacia las próximas elecciones, que no creo que puedan ser en más de dos años», opinó el profesor Amnon Rubinstein, experto en Derecho Constitucional, catedrático en el Instituto Interdisciplinario de Hertzlia.

Kadima es el mayor partido, pero es parte del bloque más pequeño, de centro izquierda, lo cual complica toda su situación.

Es importante analizar el cuadro general en términos de afinidad ideológica y política. El bloque de centro izquierda tiene sólo 44 escaños, si se cuenta aparte a los 11 de los partidos árabes, ya que éstos no apoyarían automáticamente un gobierno de Livni, por más que lo prefieran por sobre uno de derecha. La derecha, incluyendo a los partidos religiosos ortodoxos, tiene 65. Los números hablan por sí solos.

BIBI ES MENOS DURO DE LO QUE PARECE
Netanyahu, que tiene por cierto tanto un estilo como posturas, en muchas cosas, que difieren de las del centro y de la izquierda, no es un extremista deseoso de terminar con el proceso de paz. Su intención es poder avanzar, garantizando seguridad. Será más cauteloso y eso puede, sí, conducir también a estancamientos en las negociaciones.

«Bibi es mucho más pragmático que lo que su imagen transmite». Pero frente a la imagen de duro intransigente que tzipi-livni1tiene a ojos de muchos, los propios palestinos recuerdan que fue él que se retiró en 1996 del 80 por ciento de Hebron, que entregó a la Autoridad Palestina, y quien firmó el acuerdo de Wye Plantation que determinaba retiradas de otro 13 por ciento de Cisjordania.

Con una coalición compuesta por partidos nacionalistas de línea dura que le complicarán cada paso y le impedirán avanzar, Netanyahu sabe que no podrá hacer nada. Por más que hable de «nuestros socios naturales de la derecha», el jefe del Likud no tiene interés ni en chocar con Estados Unidos ni en que se le acuse de ser quien detiene el proceso de paz. En este sentido, le sería mucho más cómodo maniobrar con un gobierno que incluya a Kadima que estar solo con la derecha, con toda la responsabilidad sobre él.

EL EFECTO DEL TERROR
Algunos expertos sostienen que es «mucho más pragmático que lo que su imagen transmite» y otros consideran que simplemente «no es tan fuerte como parece y se le logra presionar».

«La zona atacada durante años por los cohetes disparados desde Gaza, se giró hacia posiciones mucho más conservadoras». Una de las explicaciones más claras del hecho que la ciudadanía israelí se ha movido hacia la derecha, radica en el terrorismo.

La mejor prueba de ello está en que en la zona atacada durante años por los cohetes disparados desde Gaza, se giró hacia posiciones mucho más conservadoras, las vistas como de línea más dura. Así fue en Sderot, Beer Sheba, Ashdod y Ashkelon.

Hussein al-Sheikh, de Al Fatah: «queremos libertad, no ayuda económica»
Es interesante analizar lo sucedido en las comunidades colectivas (kibutzim) del sur del país, en muchas de las cuales bajó drásticamente -en algunas casi desapareció- el apoyo al partido Meretz de izquierda. Allí, de todos modos, por tratarse en varios casos de poblaciones ideológicas, hubo presencia importante del laborismo, pero aún así, el giro hacia la derecha se notó claramente, en el pasaje de Meretz y laborismo hacia Kadima.

SIN UNA SOLUCIÓN SOBRE GAZA
Especialmente interesante fue entrevistar al respecto a Hussein al-Sheikh, secretario General de Al Fatah en Cisjordania, encargado de la coordinación con Israel, que él califica de «sumamente positiva». Tras aclarar a Netanyahu, como posible nuevo premier, que «queremos libertad, no ayuda económica», recalcó explícitamente: «No tengo dudas. Hamas es responsable, por sus ataques con misiles que tantas veces pedimos detener, por la radicalización hacia la derecha de la población israelí».

«El acuerdo supuestamente inminente de una nueva «tahdia» (calma) entre Israel y Hamas, no equivale a ningún tipo de solución»
Y esos partidos, que todo indica estarán en el gobierno, deberán lidiar, al igual que lo hizo Kadima junto al laborismo en los últimos años, al igual que lo hicieron durante décadas gobiernos de derecha y de izquierda, con los desafíos impuestos a Israel por sus vecinos.

El acuerdo supuestamente inminente de una nueva «tahdia» (calma) entre Israel y Hamas, no equivale a ningún tipo de solución. La experiencia pasada y reciente indica que el lapso que dure, será utilizado por Hamas para fortalecerse, no para construir escuelas y desarrollar la sociedad palestina de cara a la paz.

¿CUÁNDO COMIENZA LA GUERRA?
Jaim Jelin, Jefe del Consejo Regional Eshkol en el sur de Israel -una de las zonas más afectadas por los cohetes disparados desde Gaza- nos dijo hace pocos días: «aceptar una tregua así, por un año, año y medio, lo que sea, es como determinar de antemano qué día comienza nuevamente la guerra». Eso, en Israel, todos lo tienen claro.

«Netanyahu ya ha dicho que tendrá tolerancia cero con Hamas y que su objetivo es poner fin a su régimen en Gaza»
Por lo tanto, es imposible asegurar que el nuevo gobierno se vea comprometido con la tregua que podría estar por acordarse. Netanyahu ya ha dicho que tendrá tolerancia cero con Hamas y que su objetivo es poner fin a su régimen en Gaza.

 «No tenemos que darles tiempo para que consigan misiles que en la próxima guerra, lleguen ya no sólo a Beer Sheba, sino también a Tel Aviv», dijo hace poco una alta fuente de seguridad.

 QUÉ HACER CON IRAN
Aunque no se lo mencione diariamente, el problema más grave es Irán. Un enemigo como Irán, opuesto a la existencia misma de Israel y encabezado por un liderazgo de enfoque fundamentalista como el actual, podría constituir una verdadera amenaza existencial para el Estado judío.

«La alternativa podría ser optar por la vía militar. Será una de las decisiones más difíciles que deba tomar el nuevo gobierno»

En Israel la percepción es que se está acabando el tiempo para frenar el plan nuclear de la República Islámica y que dentro de un relativamente corto lapso, el presidente Ahmadinejad podrá anuncjana-berisiar que pasó el punto tras el cual «no hay marcha atrás».

El nuevo gobierno deberá decidir en qué medida puede permitirse esperar que la comunidad internacional actúe con firmeza con sanciones económicas efectivas y que el enfoque del nuevo presidente de Estados Unidos, Barack Obama -como intentar la vía diplomática con Irán- arroje resultados concretos. La alternativa podría ser optar por la vía militar. Será una de las decisiones más difíciles que deba tomar el nuevo gobierno de Israel.

N. de la R.
Este artículo se publica gracias a la gentileza de la autora y de Safe Democracy.