Mi Columna
Eugenio Pordomingo (27/7/2009)
Todavía quedan retazos de la polémica visita del ministro de Asuntos Exteriores Miguel Ángel Moratinos a Gibraltar. El pasado martes, día 21, el ministro de Asuntos Exteriores cruzaba la verja de Gibraltar pasadas las 13:45 horas. Era la primera visita oficial al Peñón de Gibraltar que hacía un ministro español. La tercera reunión del Foro de Diálogo con los Gobiernos de la colonia y del Reino Unido era el motivo…
Al otro lado de la verja le esperaban el ministro principal de Gibraltar, Peter Caruana, y el ministro británico de Exteriores, David Miliband.
Pero hay que remontarse a septiembre de 2006 para comprender el viaje de ahora, tan criticado en algunos sectores de la sociedad española.
Por aquellas fechas, a bombo y platillo aparecieron en las pantallas de la televisión algunos jerifaltes gubernamentales para contarnos la «milonga» de turno. En ese caso no fue que Zapatero iba a destinar 10.000 viviendas para jóvenes, ni que los inmigrantes van a tener la oportunidad de votar en España, ni que la nueva televisión socialista está al servicio del pueblo, por el pueblo y para el pueblo, para denunciar las mil y una corruptela que nos invade, o cosas parecidas de la mercadotecnia electoral que se avecinaba. El asunto tenía más enjundia.
Como en los tiempos del franquismo surgió la Pérfida Albión. El asunto es muy recurrente y a Miguel Ángel Moratinos no se le podía escapar. Pues bien, entonces nos anunciaron desde la bella ciudad de Córdoba que nuestro Gobierno, el del Reino Unido y el de Gibraltar, habían alcanzado un «acuerdo» histórico tras 18 meses de arduas conversaciones.
Ese acuerdo se gestaba desde el llamado Foro Tripartito de Diálogo, una especie de Alianza de Civilizaciones, pero a la inglesa, con té y pastas incluidos. Mediante ese acuerdo el uso del aeropuerto del Peñón sería conjunto; se incrementarían las líneas telefónicas y se fomentaría el paso de personas y mercancías por la verja, no confundir con la creación de sociedades anónimas, que eso es otra cosa. Eso queda para los de Gescartera, la Operación Malaya y otros.
¡No digan que lo acordado no fue importante! Nunca se había alcanzado un acuerdo semejante. Ya falta poco, pensaron algunos -posiblemente en esta legislatura-, para que nos devuelvan El Peñón, con monos incluido.
Pero, si recapacitamos, nos daremos cuenta que nos están tomando el pelo. Alguien se imagina a los de Su Majestad, compartiendo la descomunal base ¿de la OTAN?, con nuestro Ejército. Y esto es sólo un ejemplo. Con la contrapartida de que el Reino Unido se asegura así, aún más, su permanencia en la Roca, con Ejército y paraíso fiscal incluidos.
Lo que si está claro es que los submarinos de la Royal Navy seguirán llegando a Gibraltar para reparar sus «escapes» nucleares, contaminando nuestras aguas y sembrando la alarma entre los ciudadanos, pero sin que el Gobierno Central y la Junta de Andalucía hagan nada por evitarlo; y tampoco los cientos de asociaciones ecologistas que pesebrean alrededor de la institución andaluza. ¿Protestará alguien?
A mi me huele que detrás de todo esto hay algo pactado ya. Y no es la devolución a España de ese anacronismo histórico.
Poco protestó por entonces el Partido Popular ni el resto de formaciones políticas ni sindicales. De aquellos barros, estos lodos.
Gracias Zapatero; gracias Moratinos. No esperábamos más de vosotros.