espacioseuropeos.com (6/9/2009)
No se atreven a decirlo a las claras, pero la decisión ya está tomada, y además con el beneplácito de Mariano Rajoy. El Gobierno de España, presidido por Zapatero, está preparando a la opinión pública, primero, y después a los soldados que va a mandar a Afganistán. El principal objetivo de este envío de tropas -que nadie lo dude- es halagar al Emperador Barack Obama, al que le empieza a pasar factura la guerra afgana como se la pasó a su antecesor Bush la de Irak.
La otrora antimilitarista y nacionalista catalana, «la niña de Felipe González« como ella misma se definió e un mitin, la ministra de Defensa, Carma Chacón, declaró ayer a la prensa que «si las condiciones de seguridad post-electorales requieren un aumento de tropas», volverá a pedir al Congreso de los Diputados la autorización de un «refuerzo del contingente» español en Afganistán.
Desde el 20 de agosto de este mes -fecha en la que hubo «elecciones» en Afganistán- todavía no se conocen los resultados, aunque un leve goteo va anunciando la renovación en el cargo al pastún Hamid Karzai. Los «pucherazos» son tan vergonzosos y evidentes que no saben como «armar el muñeco» para venderlo.
En Afganistán no hay democracia ni, posiblemente, la habrá en muchos años. Lo que hay es hambre, miseria, guerra, muchos muertos y negocio, un enorme negocio. Las muertes de civiles no han disminuido como nos quiere hacer ver el nuevo secretario general de la OTAN. Las muertes de civiles -como recogía el diario «El País» han aumentado un 24 por ciento en 2008.
En Afganistán se vota sin censo electoral, poniendo el dedo pringado de tinta, como si te fuera a «fichar» la policía, y además se puede votar en cualquier «colegio electoral»; por supuesto, sin control alguno. Las urnas, como ya hemos dicho aquí en otras ocasiones, son transportadas por más de 6.000 burros a través de miles de kilómetros. La posibilidad de fraude es más que segura; es la norma impuesta por el Nuevo Orden.