espacioseuropeos.com (21/10/2009)teheran
El gobierno iraní acusa a Estados Unidos, Gran Bretaña y Pakistán de prestar ayuda a los rebeldes sunies que, al parecer, fueron los responsables del gravísimo atentado que el pasado domingo tuvo lugar en la sede local de los Guardianes de la Revolución en la ciudad iraní de Pishin.

Más de 50 personas murieron a causa de la tremenda explosión que se produjo en la sede local de los Guardianes de la Revolución en la ciudad de Pishin, situada en la frontera con Pakistán. El atentado se produjo durante el transcurso de una reunión «entre miembros de los Pasdaran y líderes tribales de esa región», según la Agencia de Noticias Iraní.

El terrible atentado causó la muerte, entre otros, al segundo jefe de las Fuerzas Terrestres de los Pasadara, Nour Ali Shustarí, y al comandante provincial de esa misma organización, Rayab Ali Mohammad Zadeh.

Este atentado ha sido considerado como uno de los más graves que han tenido lugar en los últimos años es Irán, y se produce en una zona en la que los rebeldes sunies del grupo Jundullah (Ejército de Dios) se mantienen fuertes. En esa zona son frecuentes los enfrentamientos entre las fuerzas iraníes y el grupo Jundullah.

Fuentes del gobierno iraní atribuyen esos enfrentamientos al «empeoramiento de la situación de seguridad en Afganistán y Pakistán (dos estados limítrofes con esa provincia) y por el aumento del tráfico de drogas que genera recursos a este grupo armado iraní».

El Ejército de Dios está liderado por Abdolmalek Rigi desde el 2003 en su lucha contra Teherán ayudado por Pakistán y Arabia Saudita según las autoridades de Irán. Tras el atentado del domingo, el gobierno iraní acusa también a estados Unidos y Gran Bretaña de estar apoyando a los sunies del Ejército de Dios.