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é Manuel G.Torga (6/1/2010)torga
La convención del XXX Congreso Nacional de FEPET (Federación Española de Periodistas y Escritores de Turismo) ha tenido lugar en el salón de conferencias del Hotel Fuentes del Salor, de Montánchez.

Con asistencias  de cargos provinciales y locales, el acto incluyó la presentación del vídeo «Turismo de Extremadura».

Sobre «Turismo y crisis económica» disertó Juan Francisco Rivero, profesor invitado por distintas universidades para impartir el seminario «La comunicación turística».

La ponencia sobre «Turismo y gastronomía» corrió a cargo de Juan Pedro Plaza Carabantes, gerente del Patronato de Turismo de la Diputación de Badajoz y crítico gastronómico. Centrándose en el binomio «Turismo y jamón ibérico» intervino el directivo de Iberselec Montánchez, Jesús Esparza.

Para tratar sobre «Enoturismo» expusieron, brevemente, Isabel García Vázquez, jefa de sección de Turismo y Comercio del Ayuntamiento de Almendralejo; y Jesús Flores, premio nacional de Gastronomía «Extraordinario», al mejor sumiller, en 2008.

Sacamos en limpio algunas novedades, que el espacio disponible exige abreviar. La crisis de nuestro turismo tiende a remitir, aunque uno de los participantes hizo referencia a determinada lista clasificatoria donde figura que la competitividad turística española ha descendido tres puestos.

El enoturismo aparece con tirón en Extremadura, como ocurre, asimismo, en otro orden de cosas,  para un número estimable de  clientes extranjeros, atraídos por su afición ornitológica.

Una pretensión bien concreta es la de crear la imagen de Almendralejo como ciudad del cava, algo especialmente interesante cuando esa producción se extiende por la geografía española y los adeptos tratan de concretar sus predilecciones.

La grata estancia en el hotel y en Montánchez finalizó con una cena, que sin llegar a la etiqueta, requería atuendos diferentes a los del viaje y campo. A la animación contribuyó el grupo musical «La Parranda».

Mérida  Augusta
Mérida aportaba al viaje periodístico la nota de alto bordo  aún cuando fuera una estancia breve. El Parador de Turismo, otrora convento con materiales de templo pagano, constituye un recinto cargado de tradición; atrayente por eso mismo para escenificar el agasajo ofrecido por la Consejería de Cultura y Turismo de la Junta de Extremadura.

Luplaza-de-llerena1ego, el plato fuerte de la evocación histórica, en la que fuera Emérita Augusta, capital de la extensa Lusitania, estaba en dos recintos de espectáculos de masas. El transcurso de los siglos apenas logra silenciar los sonidos de aquellas representaciones y aquellos públicos de la ciudad o llegados de lejos. El cine nos ha dado versiones de lo que pudo ser el ambiente en tales recintos al aire libre, algo que aquí revive la memoria auditiva de forma especial.

Sobre todo,  la palma se la lleva el soberbio teatro romano, en la desnudez recuperada y parcialmente revestida. Admira la contemplación vacía de los restos, pero aún recobran vida plena cuando la acción teatral vuelve al escenario y una sabia acústica inunda el graderío, donde los espectadores de nuestro tiempo suceden a aquellos que vistieron túnicas y togas. No en esta ocasión, fuera de temporada; pero sí  en otras, el cronista ha aplaudido, aquí mismo, representaciones que contagiaban auténtica emoción.

Llerena sorprende
La estación final del itinerario previsto  ha supuesto el descubrimiento de Llerena. Aunque uno recorrió, hace bastantes años, una buena parte de la extensa provincia de Badajoz, no había recalado en este tramo sureño de la campiña.

El carácter singular de la Plaza Mayor hace detenerse a cualquiera para recrear la mirada con parsimonia.

La doble línea de arcos, que adornan al exterior sendas galerías del templo de la patrona, la Virgen de la Granada, permitía a los parroquianos contemplar actos desarrollados en esa Plaza Mayor que queda delante. Desde las populares corridas de toros hasta sobrecogedoras actuaciones de la Inquisición.

Los juicios contra Iluminados o Alumbrados -clérigos y monjas que practicaban entre ellos relaciones sexuales, como engañoso método para el éxtasis místico- incluyen en su historial el nombre de Llerena. No obstante, Luis Garraín, cronista oficial de la ciudad -este es el título de la población, más por protagonismo a través del tiempo que por censo de habitantes- aclara que los juzgados por aquellas conductas pertenecían a una jurisdicción territorial muy amplia y que sólo dos consta que fueran llerenenses.

Llerena encabezó el maestrazgo de la Orden de Santiago y el Priorato de San Marcos de León, circunstancias del devenir histórico que explican parte de su rico  patrimonio monumental. También contribuyó el haber sido un enclave destacado del Santo Oficio.

Una pequeña parte del palacio que plascongresistas-en-el-teatro-romano-de-meridamó el orgullo del licenciado don Luís de Zapata, está ocupada ahora por el juzgado. Aquel consejero de los Reyes Católicos dispuso de una amplísima residencia a juzgar por la distancia entre la portada principal que sobrevive y la salida a los jardines que tuvo. No exageramos demasiado al afirmar que el suyo era «el mejor palacio de caballero».

Fachadas y patios mudéjares ofrecen otras variantes. Sin olvidar los restos de  la muralla, cuyo origen fue árabe, con incorporaciones posteriores, como en la Puerta de Montemolín, que bajo la torre luce, incrustado, el escudo de armas de Felipe II.

Zurbarán y Cieza de León
El gran pintor Francisco de Zurbarán, nacido en Fuente de Cantos, estuvo vinculado a Llerena por residencia y por dos de sus tres bodas. En el escudo local figura  la fuente que él diseñó y que se conserva en la plaza, ante la que fue su vivienda.

Su Cristo Crucificado, merced a la restauración que eliminó capas de pintura añadidas, se muestra ahora como una verdadera joya. La suma de razones justifica el monumento con que  cuenta, en lugar  privilegiado.

Más alejada del centro está la estatua del célebre cronista de Indias, natural de Llerena, Pedro Cieza de León. Si el Doncel de Sigüenza figura recostado leyendo, aquí el autor de páginas de incalculable valor sobre el mundo de los Incas, aparece escribiendo, en postura similar y rodeado de elementos de su condición de soldado. Aunque la chispa popular apode al monumento, «El Tumbaillo», lo cierto es que el llamado doncel fue padre; y Cieza de León, añadió, a su esfuerzo armado, el trabajo literario.

Uno de tantos párrafos antológicos de Pedro Cieza de León describe las postas oficiales de corredores,el-cronista-ciweza-de-leon  implantadas por Inca Yupanqui: <<…y con demasiada presteza andaban al trote sin parar aquella media legua; porque los indios que allí ponían y mandaban estar, de creer  es que serían ligeros y los más sueltos de todos. Y como llegaba junto a la otra posta, comenzaba a apellidar al que está en ella y a le decir: «Parte luego y ve a tal parte y avisa de esto que ha acaecido, o de eso y esto que tal gobernador hace saber al Inca». Y así, como el que está lo ha oído, parte con mayor priesa y entra, el que viene, a descansar, en la casilla y a comer y beber de lo que siempre en ella está, y el que va corriendo hace lo mesmo>>.

Pues los cronistas de turismo también cerramos la jornada con un ágape en la Hospedería Mirador de Llerena o Casa de Doña Mariana, un palacio de los comienzos del siglo XX. Lo ofrecían el Ayuntamiento de la localidad y la Diputación de Badajoz. Aquí se hicieron públicas las conclusiones del Congreso. Y, tras los postres… carretera.