Simiescus (13/3/2010)
Después de mi espulgo habitual -a cargo de un par de bellísimas monas-, y tras ingerir un espléndido racimo de plátanos de Canarias, que ayer recogí en la Puerta del Sol de Madrid, pues me encuentro en España para impartir unas conferencias en un ciclo sobre «La especie humana, el depredador más peligroso», que organiza una ONG, me enfrasco en la lectura del informe anual sobre derechos humanos que elabora el Departamento de Estado de los EE. UU.
Me lanzo sobre el apartado de Guinea Ecuatorial, pues me imagino que sobre «yanquilandia» no aparecerá nada. Y leo todas las ramas del Gobierno están en poder de Obiang, su clan y su partido… Me quedo pensando… Un vistazo a las monarquías europeas, asiáticas y árabes, y me encuentro el mismo panorama; y no digamos los partidos políticos de la UE, donde el mismísimo Berlusconi ha propuesto como candidata al Senado a la dentista que le reparó su agrieta maxilar tras el trancazo que le atizó un clarividente romano. La hija de Manuel Fraga -del que guardan mal recuero algunos huérfanos de elefante en Evinayong-, el hijo de Alfonso Guerra, y muchos más familiares, directos, indirectos o de simple copulación, siguen con entusiasmo eso de los «bienes heredados».
Ese informe de 2009 sobre Derechos Humanos del Departamento de Estado, afirma que «a lo largo del año pasado se registraron en el país africano homicidios ilegales por parte de las fuerzas de seguridad, torturas a detenidos y presos, acoso y deportaciones sin garantías procesales a extranjeros, corrupción, restricciones a las libertades y límites a la capacidad de los ciudadanos para cambiar su gobierno». Otro recuero: elecciones en Florida en estados nidos en el segundo mandato de George W. Bush.
Menciona el informe «los límites a la capacidad de los ciudadanos para cambiar su gobierno», así como torturas a detenidos y presos por parte de las fuerzas de seguridad, las malas condiciones de vida carcelarias, la impunidad oficial, las detenciones arbitrarias, las detenciones en régimen de incomunicación… Me viene a la memoria cierta trocito en la isla de Cuba, con barbudos vestidos de naranja, que han ido de cárcel en cárcel, muchas de ellas europeas… Por no mencionar la aprobación de «asesinatos selectivos» fuera de su territorio por parte del Gran Gendarme.
Sobre las garantías procesales de presos, corrupción judicial (¿qué más corrupción judicial que los magistrados sean nombrados por los partidos políticos?), mejor no comparar.
Da la impresión que el informe lo ha hecho algún funcionario agradecido, pues mira que decir que en Guinea Ecuatorial hay «restricciones a los derechos laborales«, ¡es que tiene narices! No, hombre, no. En Guinea Ecuatorial no existen ni las restricciones, que ya es decir.
Sobre las últimas elecciones presidenciales, dice el informe que son un «fraude sistemático», pues en menudo lugar a dejado al Congreso de los Diputados de España, que una tras otra de las delegaciones que van a Malabo, no hacen más que decir al regresar -vuelven contentísimos todos-, que se «constata» que la democracia está hincando sus raíces en Guinea Ecuatorial.
El sesudo redactor del informe, se refiere a clanes de poder y familiares que participan en el gobierno de Obiang Nguema, pues claro, son los lobbies de allí.
Sobre la corrupción mejor ni hablar, después de las noticias que nos llegan de todo el mundo. Por cierto, todavía no sabemos qué les ha pasado a los que vendían y aceptaban leche condensada caducada para los pobres soldados del Ejército español (incluidos colombianos, ecuatorianos, guineanos, etc.) que se encuentran en Afganistán.
Como no encuentro nada sobre las petroleras de Estados Unidos y otros países (contratos nada transparentes, comisiones, deterioro medio ambiente, etc., ), ni sobre los tinglados de las naciones cooperante, pienso que alguien ha debido arrancar algunas hojas -o muchas-, pues mira que si que hay materia en esos asuntos. Tampoco veo nada sobre el Riggs Bank, la empresa Kalunga y el Banco Santander, entre otros, donde supuestamente blanquea o blanqueaba dinero el dictador Obiang Nguema.
Tampoco aparece nada sobre los millones de euros que el ministro de Exteriores de la Madre Patria, Miguel Ángel Moratinos, y el entonces secretario de Estado, Bernardino León, le llevaban al dictador, con no se qué motivo. El mismo silencio se guarda en ese documento del Departamento de Estado de los EE. UU., sobre las denuncias que guineanos y españoles presentaron en juzgados españoles -.alguna le cayo al mediático Baltasar Garzón– y que todas fueron archivadas o sobreseídas.
Esto es, me refiero a ese pomposo documento oficial americano, un simple «lavado de cara» como decimos en mi grupo.