Abaha (16/6/2010)
El gobierno de la República de Guinea Ecuatorial informa que el embajador de los Estados Unidos, Alberto Fernández, «fue recibido en la mañana de ayer lunes por el Presidente de la República, S. E. Obiang Nguema Mbasogo, recientemente llegado de su viaje a Sudáfrica, donde asistió a la inauguración de la Copa Mundial de Fútbol». La nota informativa continúa diciendo que el encuentro se «celebró en un carácter clara y marcadamente conciliador y, según declaró a los medios el propio Embajador, la conversación se centró en las cordiales relaciones que unen a los dos países y en diferentes temas de política internacional».
Desconocemos los medios (prensa) a los que se refiere la información gubernamental de la dictadura, ya que en Guinea no existen periódicos y, por consiguiente, no hay tampoco kioscos. Asimismo, nos extraña que los dos (Obiang y Fernández) hablara sobre «diferentes temas de política internacional».
La nota recoge una escueta declaración del embajador estadounidense: «Los dos hemos disfrutado de este encuentro y para nosotros resulta muy útil conocer la perspectiva sobre el ámbito internacional que nos ofrece el Presidente Obiang«.
Respuesta diplomática la del embajador de Obama en la ex colonia española; pero a nadie se le escapa que la opinión de Obiang sobre asuntos internacionales no le interesa nada a la Administración estadounidense.
Otra cosa es que, quizás, tal vez, pudiera ser, que el embajador Alberto Fernández le plantase así, de sopetón, al dictador, la vergüenza que supone para el mundo que la UNESCO de un premio con su nombre. Posiblemente, el diplomático de EE. UU., le anunció que su homólogo David T. Killion se había dirigido a la directora del organismo internacional diciéndole que suspendiera la concesión de ese premio.
Nuestras fuentes, cercanas a la podredumbre del palacio presidencial, no obstante, nos informan que fue Obiang quien llamó al embajador estadounidense para hacerle patente su malestar por la «intromisión» de su país pidiendo-exigiendo que no se concediera ese premio.
Por lo visto, durante estos días el sátrapa no ha hecho más que llamar a su gente en la metrópoli. Pero, como se ha visto, las promesas hechas no se han podido cumplir. Y ahora a esperar la reacción de Obiang para con Zapatero y Moratinos. Los bramidos, gritos, patadas, insultos y amenazas se han oído hasta en Niefang, localidad donde nació Severo Moto.