Chile
Carlos Ruiz Miguel (16/10/2010)
El feliz rescate de los mineros ha supuesto la consagración política del presidente chileno, Sebastián Piñera. Esto ha podido sorprender a quienes tenían una visión superficial de Piñera como un simple (pero exitoso) hombre de negocios. Piñera, tenía una veta de hombre de Estado que ahora ha salido a la luz al mismo tiempo que los mineros sepultados.
Sebastián Piñera ganó por un estrecho margen la presidencia de Chile. Y lo ha hecho en un país donde la oposición tiene la mayoría parlamentaria. Piñera había sido senador y había fracasado en su anterior intento de obtener la presidencia, al ser derrotado por Michele Bachelet.
La imagen que se tenía de Piñera era de un millonario. Un hombre del sector privado. Un individuo que iba a aplicar criterios «privados» a la gestión pública.
Pero las cosas no eran tan simples.
Que Piñera ha tenido éxito (un gran éxito) en los negocios es un hecho.
Pero Piñera ha aprendido lo que es el «sentido de Estado» en su propia familia. No creo que sea casual que su padre fuera un embajador que (gran lección para España) se preocupaba de defender los intereses de su país, entre otros foros, en las Naciones Unidas, donde mostró ser amibo de España.
El sepultamiento de los 33 mineros en el desierto de Atacama ha puesto de manifiesto que Piñera se enfrentó a este asunto pensando en eso que algunos dicen que no existe: el «bien común».
Frente a tres de sus propios ministros que desaconsejaban intentar el rescate de los mineros atrapados en las profundidades de la tierra, Piñera, informándose en persona con directos conocedores del asunto, tomó la decisión POLÍTICA de hacer todo lo posible el rescate.
Y se logró.
Y es que para Piñera eran más importantes 33 compatriotas que el dinero de las empresas que tendrán que cerrar o el dinero que cueste el rescate. Qué ironía en quien decían que era un «neoliberal».
Piñera ha demostrado que es un político con sentido de Estado. Con patriotismo.
Qué gran lección para España.
Enhorabuena Chile.
N. de la R: Este artículo se publica con la autorización de Carlos Ruiz Miguel, Catedrático de Derecho Constitucional en la Universidad de Santiago de Compostela, que también pueden ver en desdeelatlantico. |