Mi Columna
Eugenio Pordomingo (3/11/2010)eugenio-pordomingo
Vivimos en estos tiempos en permanente estado de estupor, pasmo, sobresalto e impacto. Hoy, por ejemplo, nos hemos despertado -la verdad es que esto sucede casi a diario- con que las «entidades bancarias» se han puesto de acuerdo y han subido las comisiones que cobran a los ciudadanos, o sea a los usuarios, por el mantenimiento de cuentas corrientes y cartillas de ahorro. Pero esas «comisiones» las van a cobrar también por disponer de tarjetas de débito y crédito. Las «comisiones» se extienden también a las aperturas de préstamos hipotecarios.

La puesta en marcha de este nuevo pelotazo, anuncio, quizás, de un próximo  «corralito» a la española, va a suponer un incremento medio -eso dicen, aunque yo creo que mucho más- de un 4 por ciento al año. Cientos, miles de millones, para esos usureros modernos, que son los banqueros.

La mayoría de los medios de comunicación han recogido la noticia, haciéndose eco -no sea que les quiten la publicidad- de lo que los banqueros han argumentado: «esta dolorosa medida se toma debido al descenso del beneficio neto comparado con el del mismo periodo del año anterior».

Nos obligan a meter el dinero en el banco o caja de ahorro; nos obligan a domiciliar la nómina o el subsidio de desempleo; nos obligan a domiciliar todos y cada unos de los recibos, y encima nos cobran por esas obligaciones. Ellos no tienen dinero, es el nuestro, y encima nos cobran por manejarlo y por prestárnoslo.

Filósofos y santos; santos y filósofos, han estado en contra de la usura. Platón, Cicerón, Catón, Séneca, Aristóteles, Santo Tomás de Aquino, San Agustín, y un largo etcétera, la consideraron perniciosa, perversa, malvada y antisocial. Ya el Antiguo Testamento arremetía contra esos métodos que ahora practican con ensañamiento los banqueros. En el Levítico se dice: «No tomarás interés ni usura, antes bien teme a tu Dios y deja vivir a tu hermano junto a ti. No le darás a interés tu dinero ni le darás tus víveres a usura»; en el Deuteronomio: «No prestarás a interés… ya se trate de réditos de dinero, o de víveres, o de cualquier cosa que produzca interés», y Ezequiel: «…quien no presta con usura ni cobra intereses (….) un hombre así es justo»

A mi estos usureros modernos y acompañantes (políticos, periodistas, presidentes y consejeros de cajas de ahorros y altos ejecutivos de pacotilla), me recuerdan -sin generalizar- a algunos de los personajes de uno de los cuentos de las Mil y una Noches, concretamente al de Alí Babá y los Cuarenta Ladrones.

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