España/Guinea Ecuatorial
espacioseuropeos.com (22/12/2010)rosa-diez
El pasado día 5 la nueva ministra de Exteriores y Cooperación Trinidad Jiménez recibió en Madrid la visita del ministro de Exteriores, Cooperación Internacional y Francofonía de Guinea Ecuatorial, Pastor Michá. Según la nota oficial, este encuentro -uno de los primeros tras su nombramiento con un colega extranjero-  tuvo como objetivo «abordar temas de interés común en el plano político, económico y de cooperación» y ofrecer a Guinea Ecuatorial el apoyo español para «el mantenimiento de la estabilidad política» en este país al que se asegura, ocupa un lugar «prioritario para la política exterior española».

Resulta llamativo el énfasis puesto en la necesidad de contribuir a la «estabilidad» de la única ex colonia española en el África subsahariana que, desgraciadamente, ha sufrido y sufre dramáticos males tanto en materia política como económica pero, paradójicamente, goza de ese tipo de estabilidad con la que el puño de hierro de un solo hombre, el dictador Teodoro Obiang Nguema impide desde hace 31 años cualquier tipo de alternancia política.

Los seis años y medio de la batuta diplomática del ministro Miguel Ángel Moratinos se han caracterizado por la complacencia, comprensión y connivencia con un régimen que ha logrado situarse en los primeros puestos de las clasificatorias por los títulos de más corruptos y más brutales del mundo. Mientras las grandes organizaciones de defensa de los derechos humanos condenaban que el régimen de Obiang practica sistemáticamente la tortura para reprimir las justas y comprensibles aspiraciones de su pueblo a gozar de las libertades y derechos democráticos, Moratinos se limitó a «lamentar» (sotto voce) las tropelías que en el campo de los derechos humanos, las libertades fundamentales y la democracia que comete, de forma sistemática, Teodoro Obiang. Mientras la justicia francesa ha puesto en aprietos al dictador por amasar una inmensa fortuna con el saqueo del tesoro público, el Gobierno socialista siempre se mostró remiso a frenar, denunciar, y condenar la corrupción y saqueo del tesoro público que ha condenado a una de las grandes potencias petroleras del mundo a no salir de la lista de países menos avanzados.

Aún así, ni siquiera la buena voluntad de este ministro al que Obiang ha considerado como uno de sus mejores valedores en la escena internacional,  pudo eludir la flagrante falta de transparencia en las elecciones presidenciales celebradas en Guinea hace ahora un año en las que, inevitablemente, Obiang logró la reelección con más del 95% de los votos. Incluso Moratinos tuvo que admitir públicamente su «decepción» ante el incumplimiento de Obiang de su enésima declaración, eso sí siempre muy solemne, de que «esta vez» iba a ser la vencida en ese proceso de democratización que lleva prometiendo a su pueblo y la comunidad internacional desde el golpe de estado con el que se hizo con el poder en 1979.

Pese a este reconocimiento público, la opinión pública española ha tenido que soportar la vergüenza de que el ministro Moratinos, en lugar de tomar la iniciativa como debería corresponder al Gobierno del país con proximidad con el pueblo guineano, no se pronunciase sobre los fusilamientos sumarios del pasado agosto de cuatro opositores secuestrados por las fuerzas de seguridad de Obiang en países vecinos hasta que las condenas de los Gobiernos de Francia y EE. UU. pusieron en evidencia el sórdido silencio español. Seguidamente, la diplomacia de Moratinos con Guinea quedó de nuevo en muy mal lugar con el rechazo de EE. UU. y Francia al absurdo intento de Obiang por dignificar su nombre «comprando» con el dinero robado a su pueblo la creación de un premio científico en la UNESCO que lleve su nombre.  Cabe plantearse si el descabellado empeño de Moratinos en marchar en contra de la corriente de sensatez internacional, moviendo hilos para que la UNESCO diese luz verde a la institución de un premio Obiang, no ha situado a España con Guinea en el mismo plano de marginación y desautorización con el que se ha zanjado en Bruselas su defensa del castrismo cubano.

Lo preocupante, sin embargo, es que el rastro dejado por la visita de Michá indica que la ministra Trinidad Jiménez, en lugar de rectificar, apunta a la continuidad con este error.  Sus alusiones al creciente «protagonismo en la escena regional» que atribuye a Guinea Ecuatorial resulta, como mínimo, un grave falseamiento de la realidad con la que Obiang, a pesar de la capacidad para comprar voluntades a golpe de chequera con los ingresos del petróleo, ha fracasado estrepitosamente en sus intentos por hacerse con el liderazgo en la cumbre de la Francofonía celebrada recientemente en Suiza, no ha podido evitar la expulsión de la Organización EIT,  ni el no tajante a sus peticiones de ingreso en la Commonwealth y la comunidad lusófona. La voracidad del entorno de Obiang es tal que hasta el Comité Olímpico Internacional  se ha visto obligado a suspender al Comité Olímpico de Guinea Ecuatorial por la corrupción de esa institución.

La suavidad con la que la ministra limitó sus toques de atención a Michá en materia de derechos humanos a una petición de la «restauración de la moratoria de la pena de muerte» -en alusión a las ejecuciones sumarias de los cuatro opositores- hacen sospechar que la ministra no va a apartarse de la línea de abandono de un pueblo sacrificado y pisoteado por la maldición de una inmensa riqueza que sólo toca a unos pocos elegidos, en un momento en que trinidad-jimenez-ministra-de-exteriores-y-micha-colega-suyo-de-guinea-ecuatorialel dictador Obiang, aquejado de una salud muy frágil,  se empeña, de forma aberrante, contra propios y extraños, en imponer a su hijo «Teodorín» al mando de la dictadura, para su continuidad.

El ministro Moratinos marcó este abandono con una política que ha ido mucho más allá de la mera estrategia de negar toda atención, apoyo y ayuda a la oposición  guineana exiliada en España. El hostigamiento sufrido por el líder del Partido del Progreso de Guinea Ecuatorial (PPGE) Severo Moto -acusado de una conspiración que no se ha podido probar y que pese a ello sigue sin que le devuelvan su pasaporte- parecía que el blanco de esta política de apoyo a la dictadura guineana se centraba en las fuerzas no afines al PSOE.

Nada se hizo para aclarar dónde se produjo la filtración sobre los supuestos implicados en este caso de 2008 -sobre el que el juez había decretado secreto de sumario- que se tradujo en un chivatazo a Obiang que le costó la detención y asesinato en comisaría al opositor Saturnino Mbomio Nkono, también militante del PPGE. El silencio de la nueva ministra con la detención de Marcos Manuel Ndong, dirigente del CPDS detenido en la cárcel de Black Beach desde el pasado día 8, muestra que la continuidad con la línea Moratinos no va a variar ni siquiera para mover un dedo con fuerzas afines y amigas del PSOE como es el partido de Plácido Micó.

Por todo ello nos gustaría que la ministra Trinidad Jiménez nos aclarase:

1. ¿Tiene pergeñada algunas líneas directrices en lo que va a ser su política con la República de Guinea Ecuatorial y su pueblo en materia de exigencia del respeto de los derechos humanos, las libertades fundamentales y la democracia? ¿Cuáles serían estas líneas?

2. Si los seis años y medio de Moratinos han sido el silencio, muerte y practica sepultura de la oposición  guineana exiliada en España, como un servil obsequio de Moratinos a su amigo Obiang: ¿Qué trato piensa la nueva Ministra de Exteriores dispensar a la disidencia guineana exiliada en España? ¿Va a dar algún paso para aclarar la violación del secreto de sumario que condujo al asesinato en Guinea Ecuatorial de Saturnino Mbomio Nkono?

3. ¿Va a seguir España tratando a Guinea Ecuatorial como un país sin recursos y financiando, con el dinero del contribuyente, el aparato burocrático de la dictadura de Obiang Nguema?

4.  ¿Piensa la nueva Ministra de Asuntos Exteriores promover la justicia sobre las exigencias de empresas y personas españoles a quien les fueron saqueados sus bienes, muebles e inmuebles por la dictadura de Macías y Obiang Nguema»

5. ¿Cabría esperar de la  nueva Ministra, la posibilidad de que el tema de Guinea Ecuatorial sea expuesto y debatido en la mesa de la Unión Europea para un compromiso común por la democratización y normalización política de ese país africano?