Economía
Manuel Funes Robert (7/11/2011)

Mario Draghi
Mario Draghi

La toma de posesión del nuevo gobernador del BCE, el italiano Mario Draghi, no ha podido comenzar de modo más esperanzador. Si las primeras decisiones de un alto cargo tienen como objeto definir las líneas maestras que regirán su mandato, Draghi parece acercarse acertadamente a las políticas de la FED y del Banco de Inglaterra.

En efecto, Draghi se aleja de la ortodoxia, tomando como primera medida la bajada de tipos que si bien es tímida, no por ello deja de ser tranquilizador. Debe evitar repetir los errores de su predecesor, al que le corresponde su parte de responsabilidad en la crisis actual, cuando al interpretar erróneamente la subida de los precios en 2008 como inflación, siendo su causa  la subida del petróleo aumentó los tipos  de interés y frenó de golpe la economía de la zona euro.

Deberá asimismo, proveer de financiación al sistema, pues como hemos dicho en otros comentarios, bajar los tipos de interés sirve de poco si no se procura y garantiza la financiación.

Deberá tomar la decisión histórica de monetizar la deuda griega abandonando la ortodoxia que como podemos comprobar, no es que no de resultado sino que empeora la situación del país heleno, y acaba contagiando a Italia y a España. Tampoco consiguen esos planes calmar a los mercados y asistimos a que cada semana haya una cumbre, unas medidas aprobadas y que a los pocos días, la situación sea igual o peor que antes.

El Reino Unido y EE. UU. llevan aplicando estas medidas desde hace varios años y paradójicamente, no existe la preocupación por su deuda que existe por la de la zona euro.

Si finalmente la decisión de bajar los tipos fuera un espejismo y volviera a  imperar la ortodoxia del equilibrio fiscal y tipos altos, es posible que a Grecia no le quede otra opción que abandonar el euro. Cada nuevo plan de rescate significa que hay que darle una vuelta la torniquete del ajuste, con lo cual, si no recibe más ayuda llegará a la quiebra con las consiguientes necesidades de más ajuste que se le imponen para recibir más ayuda. De estos males se deshace Grecia si abandona el euro. Lo que no implica que la moneda única no siga circulando por Grecia. y como el dracma tendría un valor muy bajo respecto al euro aumentaría de inmediato sus exportaciones al resto de la zona euro.