Draghi y Merkel
Draghi y Merkel

Economía
Manuel Funes Robert (25/11/2013)
Los burócratas de Bruselas nos han obsequiado de nuevo con sus profundas reflexiones, a saber: «la crisis no se resolverá hasta que no se empiece a crear empleo». Es decir, que la crisis acabará cuando ésta acabe. Al leer esta simpleza solo nos quedan dos opciones; que son necios o malvados. Nos inclinamos por esta última, pues además añaden a la tontería de referencia el recordatorio de que no se nos ocurra separarnos del criterio oficial del ajuste.

No podemos entender este comportamiento sin admitir que dichos funcionarios no tienen ningún contacto con la realidad y que pertenecen a una casta alejada del sufrimiento de los que padecen sus decisiones y lo peor, que se ríen de todos nosotros desde su Olimpo. Pero podemos ser benevolentes, es decir, que simplemente son sandios y que repiten como un loro las consignas prefabricadas por otros, en parte también por su convencimiento de que al no hacerlo pueden estar poniendo en peligro su propia supervivencia en la aristocrática clase que rige nuestros destinos en Bruselas.

Aún así, todavía tengo esperanzas de que el cambio de política del BCE se concrete y se extienda en el tiempo. Es muy importante el cambio del mensaje, según el cual prioriza su política en animar la economía que en el control de precios, axioma este ultimo que no ha dejado de repetir el instituto emisor desde su creación. Si la verdadera política se exhibe en gestos, estos mensajes de Draghi nos llenan, insisto, de esperanza. Mucho más cuando anuncia que estos tipos de interés estarán vigentes durante mucho tiempo.

Hay una corriente de opinión según la cual Draghi ha cambiado de política monetaria para ayudar a su país de origen, Italia, a salir de la crisis desafiando a los criterios de Alemania. Yo no estoy de acuerdo. Draghi, en mi opinión, no daría ni un solo paso sin la previa aprobación de Alemania. Las «protestas» alemanas las interpreto en mi modesta opinión para contentar a aquellos rigoristas, espero que ya en minoría, que están escandalizados por el citado cambio de política.

Ojalá no me equivoque y se continúe con este tipo de políticas, extendiéndolo a la compra de deuda soberana y a la impresión de billetes. Y finalmente veremos a los funcionarios de Bruselas, que nunca se han caracterizado por su agilidad de movimientos, alabar y defender esta nueva estrategia.

Nunca sufrimos una crisis tan fácil de resolver. Si bien por este camino se pueden cometer errores, el empeñarnos en el anterior es el peor y el más seguro para no salir de la crisis.