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Manuel Funes Robert (27/2/2012)
Recientemente se han publicado los datos de evolución del PIB de los doce países miembros de la UE y cinco de ellos ya han entrado oficialmente en recesión y los otros siete van por el mismo camino. Y si esto ocurre después de diez años de unión monetaria hay motivo para pensar que algo muy serio está fallando en la administración de la Unión Monetaria al no cumplir con la financiación del sistema.

Afortunadamente parece que Mario Draghi prepara una inyección monetaria para los próximos días y se separa de la política ortodoxa de su antecesor, Trichet.

He puesto de manifiesto que el fondo de la cuestión y del drama resulta de una alianza  de los economistas con los intereses privados cuya vida profesional se ha apoyado siempre en que el dinero sea escaso y caro. El sector real tiene que depende de miles de precios; el financiero, de uno solo, el tipo de interés. Pero ninguna practica se consolida y mantiene sin una base doctrinal y los mercados han sabido crearla a base de infundir un miedo invencible a la inflación, el mayor mal económico, manteniendo que el origen de la misma está en el dinero abundante y barato. Considera que el aumento de dinero siempre es malo por ser nuevo y por ser más, siendo así que cualquier cantidad de dinero ha sido más y ha sido nueva alguna vez. Y por la facilidad que han tenido de difundir estas tesis por lo inverosímil que parece que lo que sirve para todo no cueste nada y salga de la nada, han logrado que en la época de la humanidad que el dinero sea dato y no variable el mundo no pueda gozar de la ventaja que nunca existió de adaptar la cantidad del dinero a las necesidades reales después de cuarenta siglos en las UE había que hacer lo contrario.

Este cambio trascendental permitió al mundo la época más brillante, económicamente hablando. Pero con el pretexto de la subida del petróleo en 1973, volvieron los neos, después de haber logrado la victoria política más importante de la historia europea al entregarse al neoliberalismo más radical y ahora, están empujando a nuestra zona a la peor crisis de nuestra historia.

Me complazco en recordar que mi artículo Solución para Grecia: salirse del euro” de la semana pasada, ha encontrado ecos en el mismísimo ministro del Interior alemán,  Hans Peter Friedrich,  pues afirma que Grecia resolverá los problemas fuera del euro.

Quien debe tener miedo de esta salida no es Grecia sino Bruselas porque cansados los países miembros de tanto ajuste y desde ahora con amenazas penales van a ver en dicha salida la recuperación de la soberanía monetaria que entregaron a Bruselas. Y además, a esa salida institucional seguirá una entrada masiva de productos griegos en la UE por cuanto el tipo de cambio que se forme entre el nuevo dracma y el viejo euro será muy favorable al país heleno.