Buteflika, presidente de  Argelia
Buteflika, presidente de Argelia

Marruecos/Argelia/Estados Unidos
Ana Camacho (27/2/2012)
La gira por el norte de África que Hillary Clinton acaba de finalizar en Marruecos ha sido motivo de una competición entre los Gobiernos de Rabat y Argel para ver cuál de los dos recibía la mejor nota de la secretaria de Estado.

Tradicionalmente, la monarquía alauita ha presumido (con razón) de ser el ojito derecho de EEUU en la región y de haberse beneficiado de una amistad secular que fue clave en 1975 para lanzar la invasión del Sáhara Occidental y quedarse en la provincia española número 53 sin recibir una condena por su política de ocupación, represión y expolio. Pero la Argelia que entonces orbitaba en bloque soviético ya no está en el grupo de los «chicos malos» y se ha convertido en un importante aliado de EEUU en la lucha contra el terrorismo yihadista. En Rabat siguen esta metamorfosis con extrema atención, haciendo lo indecible para que su acercamiento a EEUU no acabe siendo una baza a favor del Frente Polisario y la independencia saharaui.

Ser el favorito en Washington es para Mohamed VI la garantía ante su opinión pública de que no hay peligro de «perder» el Sáhara Occidental. De ahí que con esta nueva visita de Clinton a Rabat, el entorno del monarca haya vuelto a exhibir la importancia que tiene Marruecos para EEUU como socio indispensable tanto si se trata de abordar la lucha contra el terror de Al Qaeda como de buscar una salida a la guerra civil en Siria.

En este contexto se alega como prueba de su triunfo frente a Argel tanto las declaraciones de Hillary Clinton a favor de una solución del conflicto del Sáhara Occidental «mutuamente aceptable» como el que la secretaria de Estado haya permanecido dos días en Rabat, y solo unas horas en Argel.

EL MENSAJE DE HILLARY CLINTON EN EL MAGREB
Las revueltas árabes también animan a Rabat y Argel a buscar el favor de EEUU. En Rabat, porque pese a los cacareados logros de las reformas de Mohamed VI, la protesta popular no ha abandonado la calle. En Argel, porque pese a poder presumir haber sido el único país norteafricano que se ha salvado del contagio del fenómeno primaveral, una desaprobación de su programa de renovación institucional por parte de EEUU podría ser interpretado por los críticos como una incitación a la protesta popular.

Mientras, Hillary Clinton ha aprovechado esta gira para lanzar un mensaje «igual» para Argelia, Marruecos y Túnez: hay que profundizar en la democracia y dejar hablar al pueblo. En Argel, la oposición que se queja de una organización no suficientemente democrática de las elecciones del próximo mayo, ha interpretado esta prudencia de la secretaria de Estado como una salida para no descalificar al presidente Buteflika pero, a la vez, tampoco darle el aprobado pese al golpe de efecto con el que su Gobierno acababa de anunciar el visto bueno, por primera vez en unas elecciones argelinas, a la presencia de observadores extranjeros.

En Rabat, en cambio, la prensa de palacio ha interpretado las palabras de Clinton en clave triunfal, como la confirmación de las alabanzas con las que la secretaria de Estado viene señalando al reformismo de Mohamed VI como el «modelo a seguir» por otros países árabes. No es para menos, teniendo en cuenta que Hillary Clinton ha desoído las recomendaciones de la prestigiosa Human Rights Watch que le pidió actuar en su gira contra las graves restricciones que la libertad de expresión sufre en Marruecos.

EEUU QUIERE EL ACERCAMIENTO ENTRE ARGELIA Y MARRUECOS
Por lo que se refiere a objetivos de la vista de Clinton a Argel y Rabat, el punto más interesante lo recoge un comunicado emitido por el departamento de Estado cuando la secretaria de Estado salía de Túnez hacia su siguiente escala en Argel donde aterrizó el sábado. En este texto se subraya el grave problema que supone para el desarrollo de la región, que Marruecos y Argelia no apliquen entre sí la estrecha cooperación que despliegan con Washington. Por eso, añadía, Clinton se había propuesto consolidar la mejora experimentada recientemente en las relaciones entre estos dos vecinos. ¿Hasta dónde lo ha logrado?

El mensaje, de por sí, es un espaldarazo a Marruecos frente a Argelia ya que la tesis del majzén, es que no hay manera de hacer entrar en razón a sus vecinos para que dejen a un lado las diferencias que mantienen por el contencioso del Sáhara y lleven a cabo esa reapertura de fronteras indispensable para la construcción de la Unión del Magreb Árabe.

Ana Camacho
Ana Camacho

El por qué de este tirón de orejas esté quizás en ese otro párrafo del comunicado que pone mucho énfasis en la importancia que Marruecos ha adquirido para la diplomacia norteamericana al ocupar desde enero un asiento en el Consejo de Seguridad como miembro electo que ocupará en los próximos dos años y el papel que desde ahí ya ha jugado al introducir una resolución sobre Siria que fue al final vetada por China y Rusia…Por el momento, la respuesta del presidente Buteflika ha sido la de culminar su encuentro con Hillary Clinton organizando en su honor una fastuosa cena en el Palacio el Pueblo de Argel. Y, cuando la secretaria de Estado ya estaba en Rabat, hizo una solemne declaración reiterando el apoyo de Argelia al derecho a la autodeterminación saharaui.

N. de la R.
Este artículo se publica con la autorización de Ana Camacho, periodista, activista intelectual y física, de los derechos humanos, además de secretaria de la asociación APPA (Asociación para el Progreso de los Pueblos de África), que también e puede leer en su página de Internet En Arenas Movedizas.