HachazosEspaña
Manuel Funes Robert (24/6/2013)
Uno en EE UU y otro en la UE. El PIB de EE UU es el 25% del PIB mundial y esto determina que para bien o para mal las decisiones económicas que se toman en Washington repercuten en el 75% del PIB restante. Y por ello y por la política llevada hasta ahora por la FED, la crisis no ha tenido hasta hoy las consecuencias catastróficas que tuvo la del 29.

Pero desde ambos lados del Atlántico hay en estos momentos indicios inquietantes de que lo que va mal puede ir a peor. La semana pasada, la FED anunció que comenzaría a retirar los estímulos económicos, aquellas medidas que han impedido el hundimiento de la economía americana en los últimos siete años.

Bernanke, al contrario que Trichet, y ahora Dragi nos tranquilizaba garantizando la duración de los estímulos -«la duración necesaria»- y la cuantía de los mismos -«la cantidad necesaria»-..

Si a estos inquietantes mensajes añadimos la insaciable política de ajustes que nos vuelve a exigir la llamada troika, nos tememos que la actual crisis comenzará otra fase de la que desgraciadamente nos costará mucho más salir. Mención aparte merece la postura del FMI que, en sus bandazos ideológicos recomienda estímulos económicos un mes y el siguiente bajada de salarios y ataque a las pensiones al siguiente. Todo ello debería preocuparnos por el nivel intelectual de los organismos que nos gobiernan.

Pero además, y para que el sufrido lector se preocupe más incluso, ya nos referimos la semana anterior a nuestros temores de que el gobierno encuentre en la bajada del paro de mayo la explicación, o más bien excusa para seguir causando más dolor con más medicina errónea de ajuste.

A la sociedad española, como a la portuguesa, le queda ya poca paciencia para salir en masa a la calle. Y estallará socialmente si se sigue destrozando el empleo a base de la reforma laboral -cuyo único resultado es y será, lo veremos pronto, destruir empleo- y si se revisan y se recortan las pensiones, pues son los pensionistas que ayudan a sostener el sistema social, que sin duda acabará resquebrajándose.