España
Manuel Funes Robert (14/10/2013)
Recordarán con nostalgia mis lectores esta leyenda que hasta 1976 adornaba los billetes de nuestras queridas y añoradas pesetas. Y a más de uno le planteó en su momento el significado, que no era otra cosa en principio, que el Banco de España entregarÃa al «portador» la cantidad equivalente en reservas de oro o en cedulas.
El Banco de España ostenta el monopolio de impresión de dinero desde 1874 y hasta la entrada en circulación del euro, momento desde el cual funciona como mera sucursal del BCE.
Pero quisiera acercarme a la frase y su significado anecdótico: he tenido a la vista varios billetes de la época de la peseta. HabÃa billetes en aquella época pero con un texto distinto. AsÃ, los billetes de 100 pesetas, tenÃan la frase titulo de este comentario. Era 1971, cuarenta años después de la quiebra del patrón oro, comenzaron a vivir con los nuevos cuya única leyenda era «Banco de España cinco pesetas». En el billete se garantizaba el cambio en pesetas; en el nuevo eran pesetas. ¿Similitudes entre ambos? Su aceptación como elemento cambiario en las transacciones. HacÃa décadas que el Banco de España no entregaba a cambio de los antiguos su equivalente en oro, sin que ello supusiera la no aceptación por la nación. Con ello tenÃa lugar la revolución económica a la que tantas veces me he referido a lo largo de mi obra, revolución que antes habÃa tenido lugar en el 32 en Inglaterra y casi cuarenta años después en EEUU.
El 21 de septiembre del 31, seguido del año 32, Inglaterra y EE UU abandonan el patrón oro. Los enemigos de tan revolucionaria decisión, advertÃan de sus peligros, principalmente por los riesgos inflacionistas. Estos no tuvieron lugar excepto por las crisis del petróleo (los precios y los costes subieron, pero debido a la subida de los precios del petróleo como arma polÃtica árabe) o las aplicaciones cambiarias salvajes en Hispanoamérica, cuya hiperinflación de los 80 se debÃa más a la poca confianza que la población tenÃa en su propia moneda local.
Lo que ocultaban -y ocultan en sus talibanes campañas- los agoreros heraldos son los intereses que lo respaldan: el dinero asociado al respaldo en oro por fuerza tiene que ser escaso e insuficiente para las necesidades económicas de un mundo en débil crecimiento, pero beneficia a los que hacen negocio precisamente por ser escaso. Con su poder económico crearon el dogma que se repite constantemente en las escuelas de negocios y facultades de economÃa, formando equivocadamente a los estudiantes que reciben estas disciplinas y que pasan a ocupar puestos de responsabilidad en los gobiernos, especialmente en los europeos.
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