Israel/Irán
espacioseuropeos.com (6/11/2011)
La visita que hace un mes realizó a Israel el secretario de Defensa de EE. UU, Leon Panetta, no tuvo los resultados esperados. Panetta no logró arrancar al primer ministro israelí un compromiso de que su país no llevaría a cabo acciones armadas contra Irán, al menos sin previa consulta.
Es sabido que desde hace tiempo, en la cartera de Benjamin Netanyahu, primer ministro de Israel, existe un informe exhaustivo acerca de un posible ataque a centros estratégicos de Irán. Netanyahu y su ministro de Defensa, Ehud Barak, llevan tiempo tratando de convencer a miembros del gobierno israelí de lo posibilidad de llevar a cabo «ataques preventivos» contra Irán, en concreto contra instalaciones nucleares. El diario israelí ´Haaretz´ , ha sido lo ha recogido en sus últimas informaciones.
De acuerdo con esa fuente, Netanyahu, Barak y el ultraderechista ministro de Relaciones Exteriores, Avigdor Lieberman, son partidarios de atacar a Irán. No comparten esa opinión el resto de los ministros del gabinete. También se oponen a esa decisión el jefe del Ejército y el de los servicios de inteligencia.
Los argumentos para presionar a Irán a que abandone su programa nuclear no parecen más que un mero pretexto para conseguir adhesiones en su idea de atacar Irán.
Desde hace varios años, EE. UU y otros países occidentales vienen acusando a Irán de desarrollar diverso armamento nuclear bajo la cobertura del programa de energía atómica para usos civiles, acusaciones que Teherán siempre ha rechazado.
En junio de 2010, el Consejo de Seguridad de la ONU adoptó una resolución (la cuarta), que aumenta las sanciones contra Irán por no colaborar a disipar las dudas sobre el verdadero contenido de su programa nuclear.
El grupo de las seis naciones («sexteto»), formado por los miembros permanentes de la ONU -Rusia, China, EE. UU, Francia y Reino Unido-, y Alemania, exige a Irán detener sus trabajos de enriquecimiento de uranio porque va en contra del régimen de ´no proliferación nuclear´ .
Llama la atención que esas mismas medidas sancionadoras no se impongan a otros países como India o Pakistán, por ejemplo.