El crucero británico  Sheffield hundido por la aviación argentina
El crucero británico Sheffield hundido por la aviación argentina

Argentina/Gran Bretaña
Diario El Peso (17/2/2012)
El periódico inglés ´Daily Mail´, informó que Inglaterra enviará un submarino nuclear a las Islas Malvinas, como parte de lo que muchos analistas han dado en  llamar un «operativo conjunto de prensa, servicios secretos y diplomacia británicas». El mismo pretendería aprovechar al máximo el próximo aniversario de la «Guerra de las Malvinas» y mostrar una presunta «escalada de tensión», que justifique algunas decisiones adoptadas como el envío de naves de guerra, la presencia del Príncipe Williams en las islas, entre otras más discretas, de carácter presupuestario que por ello pasan más desapercibidas para el común de los súbditos británicos.

Semejante escenografía, tiene en principio dos destinatarios que inspiran diferentes finalidades. El primero de ellos es el Pueblo y el Gobierno argentinos y el propósito que persigue es «provocar una reacción» lo más intensa posible. Por ello se habría recurrido a medidas de un pretendido valor simbólico como la presencia en las islas del Príncipe William. Sin embargo, las autoridades militares inglesas saben que es, si no imposible, altamente improbable que el Gobierno Argentino acuda a otro recurso diferente de la retórica, con la que repite en los organismos internacionales, su reclamo.

En el orden interno las actitudes del gobierno Británico no han hecho más que fortalecer las convicciones de la ciudadanía en dos sentidos: Uno la legitimidad del reclamo y el otro la absoluta convicción de que una guerra es absolutamente innecesaria (según encuestas realizadas por medios locales).

¿Qué sentido tiene entonces llamar tanto la atención de una manera tan desproporcionada, distorsionando el actual estado del conflicto a punto de que medios periodísticos extranjeros y locales hablan de una «escalada de tensión»?

El periódico ´Daily Mail´ informó que el Ministerio de Defensa Británico enviará en los próximos meses a las Malvinas el destructor ´HMS Dauntless´, que es un buque de guerra equipado con misiles antiaéreos de alta tecnología Sea Viper y es uno de los seis nuevos destructores Tipo 45 con que cuenta la Marina y está equipado con un avanzado sistema de navegación que hace difícil que pueda ser detectado por radar.

A su vez ha informado del envío de un submarino tipo ´Trafalgar´ y puede ser el ´HMS Tireless´ o el ´HMS Turbulent´, que espera estar en aguas de las Malvinas para el próximo mes de abril, cuando se cumplen los treinta años del conflicto. En el submarino (equipado con misiles de crucero ´Tomahawk´  viajan técnicos que hablan español para escuchar comunicaciones de radio marítimas en la región.

Este costoso despliegue, siempre según el diario, ha sido aprobado por el primer ministro, David Cameron y tiene la intención de proteger las islas de una «eventual acción militar argentina», lo cual para una persona informada (y el Primer Ministro Inglés lo es) es un despropósito.

La actitud de Cameron que sólo se justifica ante una doble necesidad: primero, de ceder a la presión interna de los actores militares e industriales vinculados a la defensa, para que no aplique su prometido ajuste al sector y segundo, de distraer a los súbditos británicos de la difícil coyuntura que les tocará vivir cuando lleve a cabo su política de reducción del déficit, que según estimaciones de los economistas ingleses dejará a 700.000 personas sin su trabajo en el sector público, pero sin afectar al área de defensa.

Los sectores de la educación y la salud peligran ante esta decisión y se esperan diversas protestas como consecuencia de la restricción presupuestaria que se avecina. Los súbditos británicos son los segundos destinatarios de la escenografía montada.

El problema que tiene el Primer Ministro David Cameron es que Argentina no acompaña lo suficiente en su afán belicista, ya que no tiene ni vocación ni ganas de entrar en una carrera armamentista por esta cuestión.

¿Cuál es la actitud asumida por Argentina? Dese el punto de vista diplomático habría obtenido cierto apoyo de países del cono sur al lograr que buques de bandera malvinense no puedan atracar en puertos sudamericanos. Sin embargo y sin desmerecer el apoyo retórico de los países sudamericanos, tal medida es sólo simbólica ya que basta que dichos buques cambien de bandera para que puedan hacer escala en cualquier país sudamericano antes de llegar a las Malvinas.

Por supuesto que nada cambia en el tráfico desde y hacia las islas, pero la publicidad de dicho «apoyo sudamericano» justificó la asignación de recursos presupuestarios británicos para la construcción de una pista de «alta gama» en alguna de las islas de Ascensión o Santa Elena, cuyas finalidades desde ya exceden las comerciales. Para algunos analistas las consecuencias tácticas y estratégicas de dicho proyecto, sin embargo deberían preocupar más a países como Brasil, hoy una importante potencia militar, dada la proyección de tales posibles asentamientos a las costas brasileñas, sobre todo a sus recientemente descubiertas cuencas petrolíferas en su litoral marítimo nordestino.

Portaviones invencible, destruido por la Aviación Naval Argentina
Portaviones invencible, destruido por la Aviación Naval Argentina

También algunos analistas han criticado la eficiencia del bloqueo malvinense propuesto por los países sudamericanos. Si se apuesta a asfixiar la economía de las islas, tal bloqueo es ineficiente por ser «simbólico», pero aún si no lo fuera, deja de lado la posibilidad de volver a generar un vínculo que puede ser más que fructífero, tanto para los británicos que habitan Malvinas como para los argentinos. En todo caso se podría haber negociado la posibilidad de usar puestos argentinos para facilitar un intercambio más fluido con las islas, tanto comercial como cultural.

¿Podría interesar a los isleños el sistema educativo argentino, gratuito y de calidad teniendo en cuenta el excluyente, caro, selectivo y elitista sistema educativo inglés? ¿Acaso médicos, odontólogos y oftalmólogos kelpers recibidos en universidades públicas argentinas no serían nuestros mejores embajadores? ¿Acaso turistas argentinos no serían el mejor ingreso genuino de las islas? Es probable que muchos kelpers, condenados a no tener futuro bajo el dominio de Inglaterra se interesen en sostener estas nuevas relaciones.

Si algo quedó claro en las últimas décadas fue, que el mejor asociado que tuvo la alianza británico norteamericana fue la criminal dictadura argentina instaurada con ayuda del Departamento de Estado de los Estados Unidos entre 1976-1983 y en particular el dictador argentino Leopoldo Fortunato Galtieri.

El gobierno argentino por su parte está demorando en analizar algunos acuerdos vigentes como los de Madrid de 1990 y el paradigmático «Tratado de Amistad Anglo Argentino» de 1825. También está pendiente un análisis serio de las Inversiones de Empresas Inglesas en Argentina.

Esta situación demuestra la existencia de una relación tan profunda como asimétrica entre Gran Bretaña y Argentina, lo que es insostenible en el marco de del conflicto. Si una discusión seria sobre la soberanía de las islas debe tener lugar, no se pueden ignorar estas realidades y una negociación debería darse en un marco más amplio, que incluya los intereses británicos en el continente, que son mayores que los comprometidos en las propias Malvinas. Un país tan hostil como Gran Bretaña no debería beneficiarse con actividades realizadas en suelo continental argentino.

¿Vamos a preocuparnos del valor simbólico de la presencia del Príncipe Williams en las Islas Malvinas?, para los propios ingleses, un pobre muchacho, que a estas alturas su mayor preocupación es la pérdida de su pelo, que fue víctima de una familia disfuncional y de cuya filiación real los propios británicos dudaron.

EL 2 de abril se cumplen 30 años de una guerra cuyos muertos en su mayoría están enterrados en las Islas Malvinas. Ellos ignoraban los espurios tratos que parte de la dirigencia hacían con el enemigo. Tal vez el soldado raso británico, hoy muerto y enterrado en un lugar cercano al de los soldados argentinos, tenía más cosas en común con éstos, que con quienes los mandaron a la guerra. Tal vez ambos hubieron compartido una cerveza antes que intercambiar balas. Tal vez con el tiempo ello hubiera sucedido si la guerra no hubiera ocurrido. ¿De qué manera tenemos que recordar a estos muertos?

N. de la R.
Este artículo se publica con la autorización de Diario el Peso.