Buenos Aires (Argentina)
Armando Rubén Puente (10/9/2012)

Armando Puente
Armando Puente

La colectividad judía de Buenos Aires, la mayor del mundo iberoamericano, acaba de celebrar el Rosh Hashaná, que, en el tradicional mercadillo que se celebra en Palermo, tuvo el pasado fin de semana un aire especialmente hebreo y siempre festivo. Se podía escuchar música klezmar, comprar pepinos, miel con limón, bolsas de pletzajel,  pegatinas y carteles llenos de humor como el de «orgullo gay para goys» y relojes que daban la hora en hebreo.

La Municipalidad de Buenos Aires  anunció en tan señalada ocasión que se creaba una oficina para atención de los turistas judíos que llegan de todo el mundo. En ella encontrarían folletos con las direcciones de 20 restaurantes que ofrecen comida kosher, 13 empresas de cathering, 25 almacenes especializados, así como de las grandes librerías judías, en primer lugar la librería Sigal y la Judaica, las tres grandes sinagogas y los hoteles preparados para que los turistas judíos puedan  guardar debidamente el sabhat, no teniendo que tocar los botones de los ascensores, ni las luces de las habitaciones, ni las llaves o tarjetas para abrir las puertas -para no infringir la Ley-  y donde se les sirve el desayuno y las comidas kosher. Uno de esos hoteles es el Meliá, de la cadena española de ese nombre.

Para cualquier otro día que no sea el sábado hay organizados veinte itinerarios especiales de lugares judíos de la capital (Museo Judío, sinagogas, librerías, Museo del Holocausto, etc. ).

El turismo judío y el gay son los de más rápido crecimiento en Buenos Aires y los que dejan más dólares. Algo que vale la pena tener en cuenta y cuidar con cariño.