España/Portugal
José Manuel González Torga
(10/12/2012)
En un tramo de la Raya de Portugal, con Alconchel (Badajoz) de un lado, y Monsaraz (Évora) del otro; pero cercanas, tanto que los encendidos nocturnos permiten la contemplación respectiva, se ha fijado un nuevo escenario turÃstico. Para atraer las miradas sobre estas comarcas, surge una iniciativa de Cooperación Transfronteriza. Su aspiración es sacar mayor partido al patrimonio monumental existente y al agroturismo, asà como a otros alicientes paisajÃsticos y acuáticos. Un grupo de periodistas españoles y lusos hemos coincidido allà para conocer, sobre el terreno, algunas de esas posibilidades.
En Alconchel hay que ascender, buena parte del recorrido en vehÃculo y el último repecho a pié, hasta el soberbio castillo llamado de Miraflores, que remata la cima del cerro, especialmente apto, en otros tiempos, para vigilar a distancia y rechazar ataques, y ahora para disfrutar, a vista de águila, tanto del pueblo como de los extensos contornos.
La fortaleza tuvo origen árabe, si bien ha conocido posteriores ampliaciones y reformas. Llegó a sumar tres recintos, el segundo de los cuales disponÃa de puente levadizo. Las vicisitudes de la Historia hicieron que perteneciera, en diversos periodos, a los reinos portugués o castellano y estuvo bajo la jurisdicción de la poderosa Orden de los Templarios, envuelta en un halo enigmático.
En las últimas etapas se ha pretendido una adaptación parcial de carácter hostelero, pendiente de culminación y de posibles reformas, mejor mimetizadas con el conjunto.
El Conde de Canilleros (Miguel Muñoz de San Pedro), buen conocedor de los caminos de toda Extremadura, al pasar por Alconchel recogÃa una antigua coplilla, relacionando la localidad con la cabeza de partido judicial:
«Si de Alconchel, mi niña,
vas a Olivenza,
ponte saya y corpiño
de dÃa de fiesta».
Agroturismo
La visita incluyó varias horas en una dehesa tÃpica, de unas cuatrocientas hectáreas, en el término de Alconchel, para conocer las actividades ganaderas en la misma, por boca de sus responsables, y contemplar, en su medio, ejemplares de vacuno, de crÃa caballar y cerdos ibéricos.
Los cerdos ibéricos están en la fase del engorde en montanera, alimentándose de las bellotas de encina, con fama especial en la zona, por el particular clima de la misma. Auguran unos suculentos jamones, una vez cumplido el correspondiente proceso con la curación exigida. A los mercados tradicionales cabe añadir las posibilidades de la demanda desde China, si bien los chinos -según me comentan- aspiran a aprender todas las condiciones técnicas para imitarlas por su cuenta, en la medida de lo posible. Esto vendrÃa a ser una nueva forma de espionaje agro-industrial; el secretismo en el sector no resulta equivalente, ni mucho menos, al de otros ámbitos de producción, pero existe la conveniencia de garantizar a tope las denominaciones de origen.
Vacas y toros, en distintos cercados, evolucionaron al ritmo marcado profesionalmente por los vaqueros, que empuñaban la garrocha a tÃtulo más bien preventivo que otra cosa.
La yeguada proporciona otras bellas imágenes con la vistosidad singular del caballo en libertad
Tras una comida tÃpica extremeña en el interior del cortijo, con platos y vinos de la zona, quedaba otro número destacado de equitación en el picadero cubierto. AllÃ, Eustaquio Piñero, de un centro ecuestre de Valdebótoa, sobre «Groso», un admirado ejemplar de ocho años, de raza española, domado en alta escuela, llevó a cabo una exhibición, que mereció el aplauso de los presentes.
Monsaraz, museo abierto
Una vez pasada Villanueva del Fresno, y cruzada la frontera, nos acomodamos en el Hotel Rural Horta da Moura, del cual destacan la amplitud y la calidad en la restauración.
El traslado a Monsaraz permite un recorrido a pie por esta joya turÃstica, que conserva lo que fue conjunto fortificado de castillo y pueblo, de modo que nos retrotrae a una antigüedad de siglos. En cada revuelta surgen sorpresas de un pretérito celosamente protegido. Poco más de sesenta familias disponen de domicilio en aquellos recintos, por los que paseamos ya de noche. El lienzo de muralla da acceso por las correspondientes puertas, como las denominadas de la Villa y  de Évora; sobresalen tres iglesias y otros espacios religiosos, y no dejan de llamar la atención del viajero la Casa de la Inquisición y la Picota. También éstos fueron dominios del Temple.
El eslogan local alardea, con razón, de «Monsaraz, museu aberto» y, bajo ese mismo lema, se anuncia una bienal cultural.
Monsaraz, que constituyó centro de atracción para la Casa Real portuguesa, ostentó la capitalidad del término municipal hasta el siglo XIX, en que pasó a Reguengos de Monsaraz, núcleo urbano satélite de de la primera, si bien con mayor oportunidad de crecimiento, dado que no contaba con muralla sino que estaba en campo abierto. Entre la artesanÃa local cuenta con las afamadas mantas de Reguengos.
A un par de kilómetros del pueblo de Amieira, encontramos las instalaciones del complejo denominado Amieira Marina, para la práctica del turismo fluvial, en el Lago Alqueva, que embalsa las aguas del Guadiana por una enorme extensión hasta formar el gran lago artificial de Europa. Entre otras posibilidades de disfrute, una flota de quince barcos-casa, con diferentes modelos, permite el alquiler, de dos a doce personas, por periodos de dos a siete o más dÃas. Con unas instrucciones que se imparte a quienes embarcan, estos mismos tripulan los barcos-casa, a velocidad limitada y con un seguro a todo riesgo.
Desde el Gran Lago de Alqueva y su entorno inmediato también se considera practicable, en circunstancias ventajosas, lo que recibe el nombre, nada menos que de «astroturismo» y que consiste en la contemplación del cielo estrellado en pleno contacto con la naturaleza. Como respaldo exhiben certificaciones de entidades como la Unesco y la Organización Mundial del Turismo.
Metidos en referencias convergentes para la Cooperación Transfronteriza, están ADLA (Acciones para el Desarrollo del Lago Alqueva), el Gobierno de Extremadura y el Fondo Europeo de Desarrollo Regional.
En situaciones tan difÃciles como las presentes, buena falta hacen las iniciativas reactivadoras. Recortar lo inútil y promover lo posible.
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