Economía/Españaeuros
Manuel Funes Robert
(10/12/2012)
Durante los últimos cinco años hemos analizado los orígenes y las causas de la crisis que azota a la zona euro. El por qué la zona euro no crece y varios de sus países sufren severa recesión. El estallido de la burbuja inmobiliaria en España, la caída de Goldman Sachs, como colaboradores necesarios. Hemos insistido en que otra de las causas de la misma tuvo como responsable la irresponsable política seguida por el BCE en 2008 quien interpretando como inflacionista las subidas de los precios del petróleo, subió letalmente los tipos de interés, deteniendo en seco la economía europea, con las consecuencias que el efecto multiplicador negativo supusieron debido a ese tremendo error. Pero existe también otra causa, sino la principal, que explica también las razones de por qué la crisis se ceba  más en la zona euro que en otras zonas de occidente y que paso a explicar sucintamente aunque la reflexión merece un tratamiento futuro más profundo.

La unión monetaria era parte fundamental de la unión política que nace en Roma tras cuatro guerras prácticamente civiles que asolaron el viejo continente. La moneda única es un factor de unión e integración extraordinario para su unión política tiene, entre otras, la virtud que en dos puntos cualesquiera del área euro, las mismas cosas y servicios se expresan igualmente en una sola moneda y magnitud. Ello hace que rija en todo su vigor las virtudes de la libertad de mercado.

Esta virtud nace de la simple existencia de la moneda, pero  independientemente de la cantidad de moneda nueva circulante. Mas no podía empezar a funcionar la recién nacida moneda sin establecer un tipo de cambio con las monedas antiguas a las iba a sustituir. Y se acordó sin suficiente análisis, a mi juicio, que el tipo de partida fuera alto a favor del euro puesto que se consideraba que iba a ser una de las tres monedas importantes. En el caso de España, se decidió que el euro equivalía a 166,66 pesetas.  Al calcular las equivalencias citadas resultó que la masa monetaria nueva no permitía mantener el consumo que permitían las viejas monedas.  Es decir que con la nueva moneda se podía comprar mucho menos que con las antiguas.

Y cuando los Estados miembros y los consumidores descubren que no pueden comprar tanto como compraban antes, recurrieron al endeudamiento para mantener su nivel de gasto o de consumo. Al no poder recurrir a la financiación de sus bancos centrales, que ya no tienen esa función y al serles negada por el BCE, deben acudir a los mercados, a tipos mucho más altos. La respuesta a esta situación, ha sido de nuevo errónea al insistir en el error de la austeridad. Austeridad, que como podemos comprobar se alimenta de si misma, creando a su vez más austeridad.

Hemos analizado los orígenes de la crisis e insistimos en por qué persiste en nuestra zona. Aunque insisto en que merece un desarrollo posterior profundo, en el que estoy inmerso, arrojemos en este articulo una luz sobre este pensamiento.