11-MEspaña
Diego Camacho (18/7/2013)
Seis años después del juicio del 11-M, la jueza Belén Sánchez ha citado a declarar, el 2 de octubre, como imputadas por el presunto delito de falso testimonio a las testigos de cargo C-65 y J-70, presentadas como tales por la policía, al apreciar con nuevos documentos que sus declaraciones tienen indicios de falsedad. Los testimonios de estas dos rumanas fueron decisivos para enviar a la cárcel a Jamal Zougam, único condenado, que permanece incomunicado desde el año 2004 por no haberse reconocido culpable.

En la sentencia del 11-M, el juez Gómez Bermúdez calificaba varias veces como “sin fisuras” las declaraciones de las testigos y elogiaba su “firmeza y seguridad encomiables”. La citación de la jueza Sánchez se produce después de haber sido rechazada en dos ocasiones la querella presentada por los abogados Eduardo García Peña y Francisco Andújar. Se trata, en definitiva de averiguar si las dos testigos se confabularon para alcanzar beneficios personales y si su declaración estuvo inducida por las Fuerzas de Seguridad. En todo caso estas testigos afrontarían entre tres y cuatro años de cárcel, e incluso, podrían evitar la prisión si admitiesen de primeras que mintieron.

Zougam lleva más de nueve años encarcelado.

Gonzalo L. Fontenla, funcionario de la prisión de La Lama en Lugo, denuncia el 9 de julio del 2013 ante el Tribunal Supremo los hechos del 11-M conocidos por él. No era su primera denuncia. Cuando se destapa la operación NOVA, se da cuenta – por su trabajo en la prisión-, que existen varias cosas que no encajan y decide ponerlo en conocimiento de la judicatura. En el 2006 se dirigió por escrito en cuatro ocasiones a la Audiencia Nacional sin obtener respuesta. Una semana después de la sentencia del 11-M interpuso una denuncia por la creación de pistas y pruebas falsas para la operación NOVA. La denuncia fue archivada en 2011.

Fontenla tuvo la convicción que NOVA tenía por objeto dar verosimilitud a la versión oficial del 11-M y comenzó a investigar para encontrar el hilo conductor que permitiera encajar las piezas, lo logra gracias a la ayuda que obtuvo de las investigaciones publicadas por el subdirector de ´ELMUNDO´, Fernando Mújica, que durante cuatro años se dedicó a buscar los puntos oscuros y las contradicciones del atentado. Sostiene Gonzalo que las claves las tiene Mújica, pues en sus últimas apariciones señaló por donde fueron los acontecimientos. Pero sin conocerse la razón, Mújica abandono la investigación, su empleo en ´EL MUNDO´ y el periodismo.

La jueza Coro Cillán fue la destinataria de uno de los escritos de Gonzalo Fontenla, pero a los pocos días de haber sido recepcionado en el juzgado el escrito, el fiscal del TSJM presentó una querella criminal contra la jueza. En el 2013 el TS resuelve que el juzgado de Cillán no puede instruir lo ya instruido en otro juzgado y se archivan las diligencias.

espacioseuropeos siempre ha sostenido que las pruebas utilizadas para condenar a Jamal Zougam no eran de recibo y que las testigos de cargo adolecían de falta de credibilidad. Por eso siempre consideramos a Zougam como una “cabeza de turco” para cargar ante la opinión pública con las culpas de los verdaderos autores. Sin conocer a Gonzalo L. Fontenla, nos animaba idéntico espíritu esclarecer la verdad, única manera de compensar a las víctimas de este horroroso atentado, nuestra dignidad como españoles y ciudadanos no está a salvo mientras no conozcamos lo que realmente pasó. Si sabemos que tanto el PP como el PSOE se han confabulado para que no salga la verdad, que se han fabricado pruebas falsas mientras se destruían pruebas esenciales, que la policía ha pagado a testigos bajo sospecha, que personas involucradas eran confidentes de la policía o del CNI y que miembros de las Fuerzas de Seguridad que han mentido en sede parlamentaria o judicial han sido premiados con ascensos o destinos por los responsables políticos.

Gonzalo, tu testimonio es ejemplar y paradigma de lo que debe de hacer un funcionario honrado que ame a su país más que a él.