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Eduardo Paz Rada (16/6/2014)
En la medida en que los procesos nacionalistas, antiimperialistas e impulsores de la unidad de la Patria Grande, surgidos en varios países de América Latina y el Caribe en los últimos quince años, enfrentan fuertes arremetidas tanto de las fuerzas imperialistas como de los sectores conservadores internos que debilitan su solidez, se hace mas necesario impulsar el fortalecimiento de los Estados y las economías Nacionales en la perspectiva de la integración y complementación regional emancipadora.

La fuerte crisis económica y social que enfrentan los centros capitalistas europeos y norteamericanos busca ser encaminada con mayor dureza hacia los países y regiones del Tercer Mundo -después de haber afectado duramente a los trabajadores de sus países- mediante los mecanismos financieros, la división internacional del trabajo, los precios de las materias primas, el proteccionismo, la amenaza o agresión militar directa y la presión a adoptar medidas de liberalización comercial.

En el caso de Bolivia, que hasta ahora ha conseguido retener importantes excedentes económicos, como resultado de las medidas defensivas de nacionalización de los hidrocarburos, de recuperación de otros recursos y empresas, del avance de la industrialización y utilización interna del gas, de la diversificación productiva, aunque aún limitada, y del fortalecimiento del mercado interno y la redistribución de la riqueza, la situación es buena y con buenas perspectivas, sin embargo se hace necesario adoptar acciones y políticas en la perspectiva a mediano y largo plazo y en los desafíos y problemas que se presenten.

El haber recuperado además márgenes importantes de soberanía, autoestima y dignidad nacionales hace posible generar una mística nacionalista y popular y desarrollar y fortalecer las organizaciones de la sociedad boliviana buscando la plena unidad nacional, cualidades sin las que no será posible avanzar en el proceso de liberación e independencia que tenga un carácter participativo y solidario.

En esta coyuntura electoral para el gobierno es muy importante comunicar y mostrar los logros conseguidos en los últimos nueve años. Pero más importante será el desarrollar un proyecto que contemple la autosuficiencia en alimentos, vestido y vivienda, en solucionar las demandas básicas de empleo, producción y servicios fundamentales, en impulsar la industrialización y la integración plena del territorio boliviano, superando el carácter primario-exportador de la economía y evitando caer peligrosamente, como ya está sucediendo, en el rentismo, el consumismo, la importación millonaria de bienes suntuarios y el derroche económico.

El haber conseguido fortalecer la economía estatal y convertirla en la locomotora del desarrollo de los demás sectores, impulsar un Capitalismo de Estado capaz de frenar las presiones externas y de esta manera conseguir la unidad nacional y el potenciamiento del Estado Nacional y avanzar paulatinamente en la realización efectiva de los procesos de integración regional, vía MERCOSUR, CAN, UNASUR, ALBA o CELAC, son parte de una estrategia que deberá orientar la actual y la próxima gestión del gobierno.

Está claro que se trata de un proyecto totalmente diferente al impuesto por el neoliberalismo gonista durante veinte años y todo paralelo que se pretenda hacer no es otra cosa que un intento de reivindicar el periodo privatista-liberal, corrupto, antinacional y antipopular, sometido al imperialismo, que dejó en quiebra a Bolivia.

N. de la R.
Eduardo Paz Rada
, sociólogo y escritor boliviano, docente titular de la UMSA.