El rey Felipe VI saluda al rabino sefardí Shlomo Moshe Amar, durante una reciente visita a España
El rey Felipe VI saluda al rabino sefardí Shlomo Moshe Amar, durante una reciente visita a España

España
espacioseuropeos (4/10/2015)
El Gobierno de España aprobó el pasado viernes en el  Consejo de Ministros un Real Decreto por el que se concede la nacionalidad española “por carta de naturaleza a los sefardíes que con anterioridad al 1 de octubre de 2015 (fecha de entrada en vigor de la Ley de concesión de nacionalidad española a los sefardíes originarios de España del 24 de junio de 2015) hayan acreditado debidamente su condición de sefardí de origen español ante la Dirección General de los Registros y del Notariado”.

Sumamente generoso con los sefardies, el Gobierno de España ha procedido de esta guisa, así en bloque, para “evitar  que tengan que iniciar un nuevo procedimiento y repetir las gestiones ya realizadas para acreditar su pertenencia a esta comunidad”.

Con este procedimiento,  4.302 sefardíes que “habían iniciado ya su expediente de adquisición de nacionalidad española antes del pasado 1 de octubre a través de la acreditación de todos o algunos de los tres documentos exigidos para ello: justificación de su inclusión en las listas de familias sefardíes protegidas por España; justificación por apellidos, idioma familiar o indicios que demuestren su pertenencia a esta comunidad cultural, y certificado de la Comunidad israelita reconocida en España”.

Todos estos solicitantes viven en el extranjero, razón por la cual en el “plazo de 180 días desde la entrada en vigor de este Real Decreto los interesados tendrán que solicitar la inscripción en el Registro Civil de su domicilio, en este caso en el consulado español por tratarse de residentes fuera de España, con un certificado de nacimiento y otro de antecedentes penales del país de origen, además de jurar o prometer fidelidad al Rey y obediencia a la Constitución y a las leyes”.

Es curioso, y llama la atención, como el Gobierno de España se muestra tan diligente, obediente y genuflexo ante estas “peticiones” de nacionalidad –la mayoría deben vivir en Israel- cuando saharauis, cuyos padres o ellos mismos han tenido del DNI español, se les concede ni, incluso, la residencia. Los saharauis, cuyo territorio, el Sáhara Occidental, que fue colonizado por España, obtuvieron la nacionalidad española cuando España hizo al Sáhara provincia española. Después cuando, de forma ilegal, permitió que Marruecos lo ocupase, les niega el pan y la sal.

¡Qué poder el de Israel, Señor!

 


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