El precio de la Paz

Rincón del lector
Mercedes Pérez (30/9/2016)
Mi ignorancia política de la que intento salir a golpe de disgustos, todo sea dicho, me lleva a plantearme algunas cuestiones que intento comprender.

Acabo de leer el artículo de Celemín, Nitroglicerina en el PSOE p dinamita

¿Ahora se nos pide que confiemos en los traidores que nos han puesto los cuernos con el poder?

¿Se nos pide, en nombre de la estabilidad, que  volvamos a repetir aquella jugada de los Pactos de la Moncloa que utilizando a Carrillo (no sé si a sabiendas del mismo) y creando un personaje atractivo al pueblo como fue Felipe González, alias Isidoro, desactivaron la izquierda española, siguiendo directrices de los amos del mundo, para que nunca llegara a gobernar en España?

Cuando escucho a F. González se me abren las carnes de dolor, pero por otro lado me alegro que las máscaras vayan cayendo públicamente. Y aquí está el lío.

Resulta que estos personajes pusieron un precio por hacer  el trabajito que les encargaron: una transición modélica y PACÍFICA, que no pusiera en peligro el estado de bienestar europeo y mundial) Y nos están cobrando sus minutas cuarenta años después: Carta blanca para hacer de su casta una clase social privilegiada con las artimañas que hagan falta y sin posibilidad de finiquito ya que  nos amenazan con hacer estallar el chiringuito. Don Vito queda a la altura del betún ante semejantes profesionales del hampa.

La gente de a pie estamos en shock ante el espectáculo y no me extraña que muchos vuelvan al estado semi-vegetativo de pan y circo, porque esto que estamos viendo es difícil de digerir.

Quizás éste sea además uno de sus objetivos a corto plazo: la desafección de la ciudadanía con la política y la economía para que vuelvan a poder manejar a su antojo sin tener que dar explicaciones ni cuentas de sus acciones.

El problema en el PSOE, no es Sánchez, no. El problema es el patrón que utilizaron en el diseño. Hay algo que no encaja. Hay algo que está mal desde el comienzo y es ni más ni menos la gran mentira que idearon para aglutinar a la izquierda moderada en un partido que no diera tanto miedo a la gente de bien. Y a base de vaselina y dulces palabras de amor traicionero (y perdón por la expresión), nos la colaron hasta el fondo.

Entre todos la mataron y ella solita se murió.

Mercedes Pérez
Madrid
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