Ricardo Romero de Tejada (Blog “Negro sobre blanco” de Santiago Miró).

España
espacioseuropeos (21/9/2016)
El diccionario de la RAE (Real Academia de la Lengua), define la palabra “jeta” como “ Boca saliente por su configuración o por tener los labios muy abultados”, “Hocico del cerdo”, “desfachatez; caradura”. Para el asunto que nos ocupa, hemos seleccionado con sumo cuidado la tercera, la de “desfachatez y caradura”.

Y el asunto que no ocupa es la noticia –dada por la Cadena SER, que ha tenido acceso a unos documentos- que recoge informes periciales de los gastos hechos con las tarjetas opacas (black) de Caja Madrid, que Ricardo Romero de Tejada y Rafael Torres han presentan en la Audiencia Nacional

Ricardo Romero de Tejada, consejero a propuesta del Partido Popular en Caja de Madrid, se gastó nada más y nada menos que en nueve años, 210.000 euros, a cargo de la tarjeta black que la entidad le asignó.  Rafael Torres, miembro de la comisión de control de Caja Madrid a propuesta del sindicato UGT, se gastó entre 2003 y 2007, 82.000 euros.

Los dos han presentado –según la misma fuente- sendos informes periciales ante la sección cuarta de la Audiencia Nacional, que va a juzga a partir del día 26 de este mes, a 60 acusados por un delito de apropiación indebida.

Los dos acusados reconocen que los gastos que hacían con esas tarjetas, eran de “representación”, a la vez que niegan “que fuera para uso personal”.

En el informe presentado, Romero de Tejada dice que todos los gastos presentados tienen “encaje en una práctica empresarial generalizada y plenamente aceptada, en la cual la empresa que emite la tarjeta atiende los pagos, los contabiliza, los deduce y conoce su existencia y funcionamiento”. Algunos de esos gastos, “asociados a la función de consejero”  -se dice en el informe- “caben múltiples conceptos para fomentar y mejorar la imagen de la empresa y su posición en el mercado”.

El informe del sindicalista Rafael Torres, alude también a que son gastos “adecuados al cargo de miembro de la comisión de control de la caja”.

Lo dicho, ¡vaya Jeta!