Internacional
E. P: (19/12/2016)
El embajador ruso en Ankara (Turquía), Andrei Karlov, ha sido asesinado hoy de varios disparos mientras se encontraba participando en un evento cultural en el Museo de Arte Contemporáneo, en la capital turca. El asesino, un policía de paisano de 22 años, de nombre Mevlut Mert Altintas –según ha revelado el ministro de Interior de Turquía-, se acercó al
diplomático ruso y le disparó por la espalda no menos de 8 tiros, mientras gritaba “es una venganza por Alepo”. El embajador había comenzado un discurso cuando fue brutalmente asesinado.
Al parecer, fuentes oficiales, han comentado que el joven oficial de policía estaba vinculado al grupo terrorista FETO (Organización de Terror Gulenista), aunque se desconocen más datos. El policía fue abatido de inmediato, mientras el embajador –todavía con vida- fue trasladado inmediatamente a un hospital donde al poco falleció.
De inmediato, los servicios de inteligencia rusos han comenzado las investigaciones, en colaboración con las fuerzas de seguridad turcas, para averiguar todo lo que esté relacionado con este asesinato. Que se sepa, la policía turca ha detenido a los padres y a una hermana del policía.
Nada más conocer el atentado, el presidente Vladimir Putin declaró que el objetivo del «vil asesinato del embajador Kárlov es minar las relaciones rusoturcas».
Es más que curioso, casi es una certeza, pero siempre que a determinado país no le convencen o cree que le perjudican la marcha de determinadas acciones o políticas, sucede lo imprevisto. Sin quererlo se me viene a la cabeza la novela ´El americano impasible´ de Graham Greene.
Y por si fuera poco, hoy en Berlín (Alemania) han muerto nueve personas y más de cincuenta han resultado heridas en lo que se cree es un atentado terrorista, en el que un camión arremetió contra la multitud en un mercadillo navideño.
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