NO AL ACUERDO UE-MERCOSUR.

Internacional/España
Espacios Europeos (12/7/2019)
La organización Ecologistas en Acción ha lanzado una campaña informativa en la que nos alerta de los peligros que encierra el acuerdo entre la UE y MERCOSUR, que “tendrá un impacto negativo incalculable sobre la crisis climática y debilitará los derechos de las personas frente a los de las corporaciones”.

Según esta asociación, el acuerdo es “equivalente en volumen comercial y población afectada a cuatro veces el CETA firmado con Canadá”  y tendrá un impacto negativo incalculable “sobre la crisis climática y debilitará los derechos de las personas frente a los de las corporaciones”.

En la campaña No a los Tratados de Comercio e Inversión, están integrados más de 100 organizaciones sociales, sindicales, políticas, agrarias y ecologistas, entre las que se cuenta Ecologistas en Acción. Todas las organizaciones coinciden en afirmar que el anuncio de ese acuerdo es “una de las peores noticias de los últimos años”.

“La Unión Europea ha cerrado con los países de Mercosur (Argentina, Brasil, Uruguay y Paraguay) un acuerdo negociado durante 19 años a espaldas de la ciudadanía, pese a ser el mayor acuerdo comercial alcanzado nunca por la Unión Europea. Afectará a 780 millones de personas y supone un espaldarazo a las políticas extremistas y ultraneoliberales de los presidentes Bolsonaro y Macri”, afirma la nota de prensa.

El comunicado sigue así: “El tratado conlleva una liberalización muy importante del comercio entre ambos bloques  que beneficiará fundamentalmente a las grandes empresas europeas de industrias como la automovilística, la química, la farmacéutica o la textil y a los grandes exportadores de productos agropecuarios de los países de Mercosur, a costa de importantes impactos en el campo europeo y la desarticulación de muchos sectores industriales de Mercosur, con repercusiones muy negativas en el empleo y el medio ambiente”.

Las consecuencias que implicará este acuerdo serán, Ecologistas en Acción, las siguientes:

  • Europa recibirá una avalancha de productos de los países considerados “los graneros del mundo”. Los pequeños productores agrícolas y ganaderos se verán gravemente perjudicados, desaparecerán muchos de ellos y se dificultará la adopción de modelos de proximidad y ecológicos. Crisis como la del sector de la naranja, debida a las importaciones de Sudáfrica, se reproducirán en otros sectores.
  • El incremento del transporte de mercancías a larga distancia con el consumo de combustibles fósiles asociado tendrá importantes repercusiones climáticas. Pero además, en lo referente al medio ambiente y la biodiversidad, en los países exportadores se incrementará el ya descontrolado ritmo de deforestación de la Amazonía y otros ecosistemas de gran importancia como el Cerrado brasileño o el Chaco en Argentina y Paraguay, ya muy mermados por la expansión de monocultivos agrícolas (soja) y ganadería (vacuno) a gran escala. El acaparamiento de tierras, la deforestación masiva, la invasión de reservas indígenas y los ataques a personas defensoras de la tierra, ya multiplicados en Brasil con Bolsonaro, se incrementarán aún más para satisfacer las exportaciones a Europa.
  • Los consumidores europeos estarán más expuestos a alimentos cultivados en los países del mundo que más productos químicos tóxicos emplean. En Brasil, el gobierno de Bolsonaro está favoreciendo a la industria agroquímica incrementando de forma exponencial el ritmo de aprobación de nuevas sustancias hasta alcanzar más de una al día. Solo en 2019 ha aprobado el uso de 239 nuevos pesticidas, un tercio de los cuales no estarían autorizados en la UE. En Argentina el uso del glifosato de Monsanto/Bayer y otros 40 productos similares está totalmente extendido desde hace muchos años. En Uruguay el 97 % de las frutas y hortalizas presentaban en 2016 residuos de pesticidas.
  • Como impuestos que son, la eliminación de aranceles supone un desvío directo de dinero de las arcas públicas hacia las empresas. El propio presidente de la comisión europea Juncker indicó al anunciar el acuerdo que las empresas europeas “ahorrarán cada año 4.000 millones de euros en impuestos” (frente a los 600 del CETA). Todo ese dinero son fondos públicos que los Estados de Mercosur dejarán de recibir de las empresas que exportan allí, en perjuicio de sus poblaciones. Pero en Europa, con una cifra no desvelada pero seguramente mucho mayor, sucederá lo mismo. Se dejarán de recaudar miles de millones de euros de las empresas que venden sus productos en nuestro continente. Es una ingente cantidad de recursos, que en lugar de regalarse a esas multinacionales podrían dedicarse a financiar la transición ecológica o a paliar los efectos dramáticos de la política migratoria de la UE.

    Que nadie dude de lo que va a votar el PSOE de Pedro Sánchez.

Ecologistas en Acción entiende que “este tratado supone una de las peores expresiones de la globalización. Los acuerdos tendrán efectos nocivos sobre el cambio climático, la biodiversidad y los derechos humanos, por una parte, y sobre los derechos de los trabajadores, agricultores, pequeños empresarios y consumidores y la salud, por otra”.

España y Alemania han sido las dos naciones que más han luchado para que este acuerdo se lleve  a efecto: “ha obedecido a intereses de coyuntura política y es totalmente injustificable desde un punto de vista social y del interés general”.

La firma de este acuerdo, ha sido promovida de forma entusiasta en las últimas semanas por el Gobierno español, y supone –según Ecologistas en Acción- “la legitimación por parte de la UE de las políticas en contra de los movimientos sociales, los sindicatos, los pueblos indígenas y el medio ambiente de  los presidentes Bolsonaro y Macri”.

El Tratado Comercial y de Inversiones entre la UE y Mercosur tiene –si es que no modifican la Constitución Española- tiene que pasar por ser aprobado en el Congreso de los Diputados.

No nos cabe duda de lo que van a votar PSOE, PP y Ciudadanos, pero que hará Podemos. Lo cierto es que tampoco dudamos de su voto y más si forma parte del Consejo de Ministros de Pedro Sánchez.