Europa
Espacios Europeos (20/2/2021)
La farmacéutica Astrazeneca mintió a los negociadores de Bruselas acerca de un supuesto contrato que tenía firmado con el Reino Unido tres meses antes del que firmó con la Unión Europea. Eso es al menos lo que argumentó Astrazeneca para tratar de justificar su retraso en las entregas de vacunas contratadas.

De acuerdo con los datos que se han conocido posteriormente, el Reino Unido no firmó ningún contrato con la multinacional farmacéutica tres meses antes que lo hiciera con la UE. Con ese pretexto Astrazeneca trataba de evadir responsabilidades en las entregas acordadas, ya que tenía que cumplir el acuerdo firmado anteriormente con el gobierno británico.

Los datos conocidos son que el contrato con Londres se firmó el pasado 28 de agosto y el de Bruselas el 27 del mismo mes.  Queda claro, pues, que el contrato firmado con el Reino Unido se hizo un día después y a toda prisa.

Los desencuentros Astrazeneca –no resueltos todavía- y el incumplimiento de las entregas de vacunas acordado ha causado serios problemas a los gobiernos y, sobre todo, a los ciudadanos de la Unión Europea. Por si fuera poco, todavía desconocemos las cantidades que Bruselas ha abonado hasta ahora a la multinacional, ni los compromisos contraídos.

La UE ha pedido a Astrazeneca que le facilite las vacunas producidas y las entregas que ha hecho a otros países, pero hasta ahora la empresa no ha facilitado datos concretos.

Es lamentable que los eurodiputados desconozcan ese contrato, como tampoco las cantidades de dinero entregadas y las que quedan pendientes de abonar. En definitiva, opacidad, desconfianza y malestar predominan entre los ciudadanos europeos y sus representantes políticos.

El malestar se acrecienta cuando no

La Ciencia y sus Demonios

queda claro si las vacunas entregadas son efectivas en todos los tramos de edades, pues primero se puso un límite de edad para ser vacunado, después se modificó, para más tarde limitar la edad hasta los 65 años.

¿Por qué la UE no ha puesto en marcha mecanismos legales, a su disposición, como la no exclusividad de fabricación de vacunas y el acceso a las patentes? Si existen mecanismos legales para que los Estados controlen esas patentes y produzcan las vacunas, sobre todo en la situación de pandemia actual, ¿cómo es que no se ha procedido a ello?

Y, para terminar, decir que es vergonzoso, lamentable y hasta indigno, que el Gobierno de España le da a Íñigo Errejón, portavoz de Más País, 50 millones de euros para llevar a cabo un estudio sobre la repercusión que tendría la semana de 4 días laborales en España; y ese mismo gobierno no sea capaz de apuntalar financiera y laboralmente  al CSIC (Consejo Superior de Investigaciones Científicas) para que avance, por ejemplo, en el estudio de la vacuna que está a punto de finalizar.

Vergonzoso es, como decimos, que el Instituto de Salud Carlos III reciba 25,2 millones de euros y el Centro Nacional de Biotecnología del CSIC  4,5 millones, para estudiar el nuevo coronavirus y trabajar en el desarrollo de vacunas, frente a los 50 millones destinados a un estudio sobre la jornada laboral.

Así nos va.


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