Valeri Guerásimov, jefe del Estado Mayor de las Fuerzas Armadas de Rusia, Vladimir Putin (de espaldas) y Teodoro Obiang Nguema. Foto archivo.

Guinea Ecuatorial
Oumar Salaou (22/8/2021)
¿Qué nos recuerda la odisea con Rusia en los años 90, cuando el régimen dictatorial de Obiang Nguema expulsó a los diplomáticos rusos de Guinea Ecuatorial argumentando razones que pocos entendieron?  Los neófitos en estas lides políticas y geoestratégicas de las relaciones internacionales, saben que los antecedentes de una y otra situación sí guardan relación.

Hay que recordar que en la década de los 70, Rusia y Guinea Ecuatorial establecieron relaciones diplomáticas. Años más tarde, las relaciones se enturbiaron, la Guerra Fría mandaba. Desde entonces las relaciones no han sido ni buenas ni malas, no han existido.

La semana pasada, en una publicación de la Vicepresidencia del Gobierno de Guinea Ecuatorial, en manos de Teodoro Nguema Obiang, se presumía de una entrevista con un diplomático ruso a quien éste le transmitió su intención de reabrir la representación diplomática rusa en Guinea Ecuatorial; o sea, la misma Rusia a la que pretendieron humillar en los años 90, expulsándola como si se tratara de un país sin importancia, a la Rusia actual a la que piden lastimeramente que retorne al rescate de un régimen dictatorial agonizante. ¿A ver cómo lo entienden los rusos?

¿Que nos recuerda las imágenes del mismo vicepresidente con las autoridades militares rusos, en la firma de unos acuerdos militares?

Uno dudaría con razón del contenido real de esos acuerdos, si es que en realidad los hubo.

Dato curioso e importante, durante la tragedia del 7M en Nkuatoma, no hemos visto a los rusos por ningún sitio.

Hay señales que no engañan: la semana siguiente al desastre causado por las explosiones, los medios rusos, Rusia TodaySputnik, nos ofrecíeron una muestra de lo que piensa el Kremlin acerca de la petición del vicepresidente guineano Nguema Obiang. Los dos medios publicaron en sus páginas de internet sendas críticas a la conducta del vicepresidente guineano, relatando con detalle las varias condenas de Teodorín. Una respuesta en toda regla a la petición de reanudar las relaciones diplomáticas.

Rusia es una potencia, un país respetado que tiene una historia milenaria, con un peso específico en las relaciones internacionales. Un país que sabemos no vendería su prestigio internacional manchándose con un régimen secuestrador, torturador, que viola reiteradamente los derechos humanos y que se encuentra en búsqueda de un respaldo a sus crímenes, cuando muchos países ya han tomado distancia con esa dictadura.

El vicepresidente parece olvidar que la duración de la noche no hace olvidar el contenido del sueño.

No hay que olvidar que “un gato escaldado temerá siempre el agua fría”.

Asunto a seguir.