Errejón, Monedero y Marcello Mastroianni

Sin Acritud…
Ángel Luis Martín (24/2/2025)
La Dolce Vita es una emblemática película de Federico Fellini -cómo se echan de menos aquellos tiempos de genialidades en lo político, en la cultura; inevitable la comparación empírica con el erial del presente, tan ansiosa por desarrollar la IA que va a sustituir a la vulgaridad rampante sin dificultad, claro; y adviértase que no se trata de nostalgia boomeriana sino algo constatable- realizada en el año 1960 y de gran éxito.

La película fue catalogada por L’Osservatore Romano, es decir, por la Iglesia Católica, como obscena.

El franquismo eterno, como el propio Dios, sentado en el trono de España, censuró la película: de nada sirvieron cortes o cambios en los diálogos: y así prosiguió hasta las vergonzantes colas de los reprimidos españolitos que acudían a los cines de Perpignán para ver mujeres en su total desnudez impúdica.

El amigo Celedonio, viejo combatiente republicano y exiliado en Perpignán desde hacía décadas, decía esconderse bajo la mesa del bar ante el espectáculo: si algún amigo francés le preguntaba, socarrón, por lo salidos que estaban los españoles de las colas, negaba su españolidad y se proclamaba apátrida, avergonzado.

El sexo: ese instinto natural, esa pulsión que, en los humanos, es tan problemática y complicada: afecta también, claro es, a los políticos de toda marca registrada, incluso a los que pontifican sobre el machismo y la cosificación del cuerpo femenino.

La cosificación general, que ya dictaminara el pensador marxista G. Lucaks como fundamento del capitalismo.

Un intelectual como Juan Carlos Monedero, marxista, sin duda lo sabe; y lo mismo puede afirmarse de Íñigo Errejón: ambos acusados de comportamientos abusivos con mujeres y a la espera de futuras aclaraciones aunque los indicios estén ahí.

Personas, con una formación intelectual y principios expresados por ellos mismos públicamente de forma contundente. Sin lugar a dudas, la contradicción andando desnuda ante la vista de todos; aunque la presunción de inocencia también ha de respetarse.

En el caso último de Monedero, echan chispas las redes, ese gallinero, y los diarios según sus sustentantes económicos o ideológicos.

Cada vez es más difícil encontrar alguien con esa rareza de especie en extinción: librepensador.

Veamos lo de Monedero y Podemos:

Ione Belarra afirma que el partido tiene constancia de las denuncias hacia Monedero, en septiembre de 2023.
-Afirma apartar a Monedero pero no suspende cautelarmente su militancia.

-Pero se constata ya denuncia, en 2016.

-Todas las denuncias son a nivel interno.

– Podemos encauza las denuncias según sus protocolos y afirma haber enviado un formulario a rellenar por la denunciante que no es contestado. La denunciante afirma no haberlo recibido y que además ella era conocida por la dirección.

– El mismo mes: septiembre de 2023: Ione Belarra, en X, elogia a Monedero:

“Muchas gracias por tu incansable trabajo…por haberte desvivido siempre por su magnífica militancia…”

Que el libre pensador ejerza como tal y dude y tenga incógnitas. No hay nada más sano para la mente.

El sexo, ese problema para algunos… El respeto, ese problema para algunos…

Anita Ekberg, apabullante belleza, le dijo a Mastroianni mientras el agua de la Fontana se deslizaba por su piel:

Marcello, come here”.

Ciertamente, el físico cumple su papel, seguramente de forma injusta.

Ni Errejón ni Monedero son comparables a Mastroianni, no ya en lo físico, pura realidad, sino en las artes de la seducción y el magnetismo que opera a distancia.


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