Mi Columna
eugenio-pordomingoEugenio Pordomingo (15/2/2006)
En espacioseuropeos.com, tuvimos conocimiento, de forma extraoficial, de que el Colegio Oficial de Abogados de Madrid, había impartido algunos seminarios en Guinea Ecuatorial. Los destinatarios de esos seminarios fueron, lógicamente, letrados que desarrollan el ejercicio de su profesión, por decirlo de alguna manera, en la ex colonia española.  

Nos extrañó ese viaje, sobre todo porque, que sepamos, los medios de comunicación españoles no habían recogido nada acerca de esa actividad. Y, sobre todo, nos causó cierta sorpresa, porque ese Colegio -al menos que sepamos- no había realizado ninguna gestión cuando, por los métodos habituales en Guinea Ecuatorial, se había «clausurado» el Colegio Oficial de Abogados de Malabo, el único que allí existe.

Tampoco hemos sabido nada acerca de las gestiones que el Colegio de Abogados de Madrid llevó a cabo cuando el abogado Fabián Nsué fue suspendido en el desempeño de su labor profesional en Guinea, más que nada por dedicarse a la política, actividad que desarrolla en un partido político opositor al actual régimen.

Lamentablemente, tampoco hemos sabido de las actuaciones de ese Ilustre Colegio, respecto a las protestas que profesionales y empresarios españoles han hecho llegar ante sus órganos, dando cuenta de las tropelías de las que han sido objeto, por parte de la Justicia de Guinea Ecuatorial.

Asimismo, tenemos que lamentar que nunca hemos oído una sola queja de este Colegio respecto a los métodos allí empleados, como, por ejemplo, que militares en activo, sin título oficial de Licenciado en Derecho, ocupen altos cargos en la Magistratura de la República de Guinea Ecuatorial. O, que funcionarios y cargos políticos desempeñen puestos oficiales en diversos órganos judiciales, a la vez que actúan como profesionales del Derecho.

Eso, sin contar el silencio -al menos nosotros no tenemos constancia- ante las muertes, torturas, juicios sin garantías, y un largo etcétera, que a diario se han venido produciendo en aquel régimen. Y nadie, ni muchos menos ese Colegio, se puede escudar en que no lo conocía, o que no es su función. Tampoco lo es, entonces, impartir seminarios, con la nariz taponada con una pinza, los ojos vendados y tapones en los oídos.

Pues bien, nada más enterarnos de ese viaje a Guinea Ecuatorial, nos pusimos en contacto con el Colegio Oficial de Abogados de Madrid. Tras alguna demora, logramos contactar con una de las personas que realizó ese viaje. Una de ellas, la abogada Rosa Bedregal, amablemente nos comentó algunos pormenores del mismo.

Pero, la verdad es que las informaciones recibidas no nos sacaban de nuestras dudas. Preguntamos el motivo, la financiación, las personas que fueron como monitores, con quién estuvieron… La respuesta fue concisa, pero parca, muy parca.

El viaje tuvo «como objetivo intercambiar experiencias sobre fortalecimiento de la Administración de Justicia, Colegios de Abogados y relaciones entre ambos, asunto este sobre el que nuestro Colegio tiene especial sensibilidad puesto que el destinatario de la Justicia, el ciudadano, debe estar perfectamente amparado y contar con una Justicia de calidad, en cualquier parte del mundo».

Sin entrar en valoraciones filosóficas o semánticas, pues ya sabemos, por ejemplo, que en España -según las encuestas, incluso, las oficiales- la Justicia sale muy mal parada en la percepción de los ciudadanos, se nos hace harto complejo asimilar los objetivos de este viaje.

Igual nos sucedió, cuando hace algunos años, Eugenio Gay, entonces miembro del Consejo General de la Abogacía, viajó a Malabo. Él también debía saber lo que allí se cocía; además, recibió las mismas quejas de españoles expoliados en Guinea Ecuatorial. Pero, ni se preocupó, ni contestó, ni actuó. Eso sí, viajó a Malabo… Los resultados de esa tourné los debe saber él, la ciudadanía española no.

Pero volvamos al viaje de ahora, que al parecer se realizó a finales de 2005. La información que se nos facilitó, menciona que se habían mantenido «reuniones  durante 4 días». Como se nos dijo que este proyecto contaba con financiación de la Unión Europea,  quisimos saber a qué programa estaba asignada esa actividad y cuál era su dotación presupuestaria, pero se nos informó que, lamentablemente, no podían darnos más datos, pero que fuéramos nosotros, ya que teníamos «vinculación con abogados de Guinea Ecuatorial», los que podríamos obtener esa información allí.

Hemos indagado en el documento «Estrategia de Cooperación de la Comunidad Europea. Programa Indicativo», en el que se recogen los proyectos «9e FED 2002-2007», pero hemos sido incapaces de encontrar nada al respecto… Nuestra capacidad neuronal no da para tanto.

Señor Martín Mingarro, don Luís, Decano del Ilustro Colegio Oficial de Abogados de Madrid, permítame, con toda humildad, sugerirle algo. Algo muy simple. No voy a extenderme con datos, referencias, estadísticas, negocios, ni nada parecido. Hágame caso, no vuelvan a ir a Guinea Ecuatorial hasta que aquello cambie, si es que los de aquí quieren que realmente cambie…