espacioseuropeos.com (25/9/2007)
Más de cien mil manifestantes se congregaron ayer en Birmania, en contra del gobierno. Los manifestantes, en la mayor protesta que conoce la historia de este país,  marcharon por las calles de Rangún en contra de la Junta Militar que gobierna en Birmania desde hace veinte años.

 Miles de monjes budistas, vistiendo sus hábitos color granate, encabezaban la marcha, que prometieron continuar con estas manifestaciones hasta que hayan «borrado la dictadura militar del territorio».

 El sábado pasado, los manifestantes se concentraron -tras finalizar esta marcha-, en el domicilio de la Premio Nóbel de la Paz y líder a favor de la democracia, Aung San Suu Kyi, que se encuentra bajo arresto domiciliario desde el año 2003.

 Preocupados por la situación, las autoridades militares permitieron a Suu Kyi que se reuniera brevemente con los monjes para rezar, en la primera aparición pública desde que fue confinada. Pero, al día siguiente, domingo, cuando los monjes intentaron marchar hasta la casa de Suu Kyi, las fuerzas de seguridad estatales bloquearon los accesos a su domicilio con barricadas de alambre de púas.

 Ante la actual situación, los más sesudos analistas internacionales, opinan que sólo caben dos posibilidades o diálogo o violencia. ¿Habrán aprendido todos la lección de 1988?