espacioseuropeos.com (18/2/2008)
El debate sobre la inmigración está en auge. La diáspora de musulmanes emigrando a países occidentales está provocando ciertos choques culturales. Como exponente de esta situación, recogemos aquí las declaraciones que el pasado 28 de diciembre de 2007 hizo el Primer Ministro de Australia, John Howard, al diario australiano “Sun Times”.
John Howard manifestó que “los musulmanes que quieran vivir bajo la Sharia islámica que se marchen de Australia”. Estas declaraciones las realizó el Primer Ministro en momentos en los que el Gobierno de Sidney está tratando de aislar a grupos radicales que podrían “lanzar ataques terroristas contra el pueblo de esa isla-continente”.
Asimismo, Howard despertó la furia de algunos musulmanes australianos cuando dijo que “le ha dado todo su apoyo a las agencias de contrainteligencia australianas para espiar a las mezquitas que hay en la nación”.
“Los que tienen que adaptarse al llegar a un nuevo país son los inmigrantes, no los australianos”, expresó con firmeza el mandatario australiano. “Y si no les gusta, que se vayan. Estoy harto de que esta nación siempre se esté preocupando de no ofender a otras culturas o a otros individuos. Desde el ataque terrorista en Bali, hemos experimentado un incremento de patriotismo entre los australianos”.
“Nuestra cultura se ha desarrollado sobre siglos de luchas –continuó Howard- y victorias de millones de hombres y mujeres que vinieron aquí en busca de libertad. Aquí hablamos inglés fundamentalmente. No hablamos árabe, chino, español, ruso, japonés ni ninguna otra lengua. Por lo tanto, si los inmigrantes quieren convertirse en parte de esta sociedad, ¡que aprendan nuestro idioma!”.
La mayoría de los australianos son cristianos, manifestó Howard: “Esto no es un ala política ni un juego político. Se trata de una verdad, de hombres y mujeres cristianos que fundaron esta nación basados en principios cristianos, lo cual está bien documentado en todos nuestros libros. Por lo tanto, es completamente adecuado demostrar nuestra fe cristiana en las paredes de las escuelas. Si Cristo les ofende, entonces les sugiero que busquen otra parte del mundo para vivir, porque Dios y Jesucristo son parte de nuestra cultura”.
Con energía, el Primer Ministro aseveró: “Toleraremos vuestras creencias, pero tienen que aceptar las nuestras para poder vivir en armonía y paz junto a nosotros. Este es nuestro país, nuestra patria, y estas son nuestras costumbres y estilo de vida. Permitiremos a todos que disfruten de lo nuestro, pero cuando dejen de quejarse, de lloriquear y de protestar contra nuestra bandera, nuestro compromiso nacionalista, nuestras creencias cristianas o nuestro modo de vida. Les recomiendo encarecidamente que aprovechen la gran oportunidad de libertad que tienen en Australia. ¡Aquí tienen el derecho de irse a donde más les convenga!”.
“A quienes no les guste cómo vivimos los australianos -prosiguió el Primer Ministro- tienen la libertad de marcharse. Nosotros no los obligamos a venir. Ustedes pidieron emigrar aquí, así que ya es hora de que acepten al país que los aceptó”.