espacioseuropeos.com (7/5/2008)
Lo del 11-M, le guste a Zapatero o no, no hay quien lo entienda. O, quizás, es que lo entendemos demasiado. Ahora, la Fiscalía se ha opuesto a que se condone a los llamados «autores intelectuales», Haski, Belhadj y El Egipcio.
La semana pasada, la Fiscalía del Tribunal Supremo ha entregado un escrito en el que valora los recursos de casación presentados por defensas y acusaciones del 11-M. En su informe al tribunal que debe examinar los recursos, la Fiscalía se opone de manera frontal a que se condene a Mohamed El Egipcio, a Hassan El Haski y a Yousef Belhadj, como autores intelectuales de la masacre del 11-M. También se opone a que se condene a Abdelmahid Bouchar como autor material.
Así lo recoge Luís del Pino en el digital Libertad Digita. Según él, el «pasado mes de octubre, tras la lectura de la sentencia del 11-M emitida por el Tribunal que presidía el juez Gómez Bermúdez, los medios internacionales se fijaron especialmente en un sorprendente hecho: los tres acusados de la autoría intelectual de la masacre (Mohamed El Egipcio, Hassan El Haski y Yousef Belhadj) habían sido absueltos de todos los cargos relativos a la inducción o planificación del atentado. El 11-M se había quedado sin cerebros«.
En algunas asociaciones de víctimas eso no gustó nada, en «especial la de Pilar Manjón, a las que desde el principio se les había vendido que estaba clara la inspiración islamista del atentado. Inspiración islamista que quedaba en entredicho al absolverse a los autores intelectuales de la masacre».
La Fiscalía se vio así obligada a salir a la palestra y a «anunciar que recurriría la sentencia del tribunal. Pero lo único que recurrió la Fiscalía fue la absolución de El Egipcio del delito de pertenencia a banda armada. El recurso de la Fiscalía no entró a cuestionar la absolución de los cargos de inducción al atentado, es decir, la autoría intelectual de la masacre, por parte de esos tres «cerebros» que la propia Fiscalía había identificado durante la instrucción del sumario».
Ahora, en su escrito, la Fiscalía «se opone de manera activa y frontal a los recursos presentados por las acusaciones en ese sentido».
Respecto a El Egipcio -relata del Pino– el escrito de la Fiscalía «es demoledor, y supone un auténtico varapalo a la versión oficial que de los atentados se estuvo presentando a la opinión pública:
En su día, la fiscal Olga Sánchez sostuvo, basándose en determinados datos de actividad de su teléfono móvil, que El Egipcio estuvo en España en las semanas previas al 11-M. Sin embargo, ahora la Fiscalía se muestra de acuerdo con el tribunal del 11-M en que no está acreditada en absoluto esa presencia de El Egipcio en España.
También se sostuvo, tanto por parte de la fiscal Olga Sánchez como por parte de los medios de comunicación que avalaban la versión oficial, que El Egipcio abrió meses antes del 11-M una cuenta de correo electrónico indicando como su fecha (falsa) de nacimiento el 11 de marzo de 1970, lo que demostraría que él fue quien eligió la fecha del atentado. Sin embargo, la Fiscalía del Supremo se muestra ahora de acuerdo con el tribunal del 11-M en que no existe ni el más mínimo documento que demuestre que esa cuenta de correo fue abierta por El Egipcio, ni siquiera de que esa cuenta de correo se llegara nunca a abrir.
Por último, la fiscal Olga Sánchez y e propio juez Del Olmo otorgaron en su día un gran valor a una conversación telefónica, grabada después de los atentados, en la que Mohamed El Egipcio supuestamente se atribuía la organización de la masacre del 11-M. Sin embargo, ahora la Fiscalía afirma que esa frase donde El Egipcio hacía esa supuesta reivindicación no es «ni audible ni comprensible».
Respecto a Hassan El Haski, la Fiscalía sostiene ahora que aunque es militante del Grupo Islámico Combatiente Marroquí, no puede deducir por ello que participara en los atentados del 11-M, porque los que «atentaron el 11-M no actuaban a sus órdenes. Lo cual resulta bastante sorprendente: después de pasarse cuatro años afirmando que el Grupo Islámico Combatiente Marroquí era el organizador de la masacre, ahora resulta que los del 11-M no pertenecían al mismo».
Otro tanto afirma la Fiscal de Yousef Belhadj que, «aunque está acreditado su islamismo, tampoco hay ningún dato del que se pueda inferir su participación en el 11-M. Es decir, la Justicia española solicitó en su día a Bélgica la extradición de Yousef Belhadj porque le consideraba cerebro de los atentados y porque su voz era la que presuntamente aparecía en el vídeo de reivindicación encontrado el 13-M cerca de la mezquita de Madrid, y ahora resulta que ni es el que habla en ese vídeo, ni tampoco existe ningún otro dato que permita sostener que sabía nada del 11-M».
También se opone a que se condene a Abdelmahid Bouchar como «autor material de los atentados», con argumentos que suponen «toda una andanada a la sentencia emitida por el tribunal del 11-M».
Hay que recordar que «una de las contradicciones más flagrantes, y más criticadas, de la sentencia del 11-M es que dice que los siete presuntos islamistas que aparecieron muertos en Leganés pusieron las bombas de los trenes, sin proporcionar ningún tipo de argumento que justifique semejante afirmación».
Luís del Pino termina su artículo con esta interrogante ¿sería alguien tan amable de decirnos quién colocó las bombas que mataron a 192 personas?