espacioseuropeos.com (5/9/2008)
El 15 de octubre el Gobierno de Silvio Berlusconi finalizará la recogida de huellas y el censo de los gitanos rumanos y de otros países del Este de Europa que se encuentran en territorio italiano. Según el ministro del Interior, Roberto Maroni, el número de inmigrantes  rumanos en Italia es inferior al que tenían estimado, de acuerdo con los datos de Cruz Roja.

La cifra de inmigrantes rumanos en Italia es, de acuerdo con los datos de Interior, inferior a los 120.000 que había barajado la Cruz Roja, aunque no se descarta que muchos de ellos hubiesen abandonado Italia para dirigirse a España, donde las leyes son más permisivas.

En la revista «Espresso», Maroni comentó que se habían ido «espontáneamente a la permisiva España de Zapatero». Y, en efecto, según datos oficiosos, desde enero de este año se ha detectado un importante incremento de rumanos en España.

Un grave incidente fue el detonante de la dureza del Gobierno italiano. Como recordaran nuestros lectores, la mujer de un militar italiano fue asesinada por un gitano rumano, lo que provocó que el Ejecutivo de Berlusconi pusiera en marcha medidas tendentes a tranquilizar a la población de este país.

«Tolerancia cero», anunció el Gobierno italiano: censo, recogida de huellas dactilares de todos los rumanos posibles, así como desplegar al Ejército, fueron la respuesta a ese asesinato.

Ante estas medidas, el éxodo de gitanos rumanos se orientó hacia España.  Quizás por eso, y en previsión de que España -algo improbable- iniciará medidas similares, el Gobierno de Rumanía, a través de su embajada en Madrid, desarrolló una campaña de publicidad para mejorar la imagen de los rumanos en nuestro país.

La campaña, desarrollada por la sociedad Saatchi & Saatchi,  tenía por objetivo mejorar la imagen del casi millón de rumanos que viven en España y de los que pueden llegar.  La embajadora de Rumanía en España, María Ligor, manifestó ante la presentación de la campaña que «la percepción de los españoles hacia los ciudadanos venidos de su país «es muy positiva cuando hay una interacción directa y negativa cuando la opinión es solo resultado de la información obtenida a través de los medios de comunicación».

Ligor añadió que «es importante aumentar el conocimiento entre unos y otros para acabar con prejuicios y estereotipos que no tienen nada que ver con el perfil europeo de los rumanos».

Lo cierto es que, lamentablemente, no son sólo prejuicios. En los últimos años los delitos cometidos por extranjeros se han triplicado y, más o menos en la misma proporción, ha aumentado el número de presos de ese mismo colectivo. Marroquíes, colombianos y rumanos, lideran las nacionalidades de ingresados en centros penitenciarios españoles.

Nosotros, recomendamos a la embajadora María Ligor, y a su Gobierno, que en caso que tengan proyectada otra campaña publicitaria, se gasten ese dinero en retornar a los presos rumanos a su país (es un gasto muy importante para los españoles) y en contribuir a financiar en la debida proporción los gastos de la Seguridad Social (Sanidad) de aquellos nacionales de Rumanía que se benefician de ella sin haber cotizado.

La embajadora de Rumanía en España, María Ligor, se preocupa mucho por mejorar la imagen de los rumanos en España, pero no de mejorar su situación. ¿Acaso ha olvidado que afirmó desconocer  la situación en la que se encontraba el ciudadano rumano que se quemó ‘a lo bonzo’ en septiembre de 2007, cerca de la Subdelegación del Gobierno en Castellón? ¿Desconoce la señora embajadora la situación en la que se encuentran miles de rumanos hacinados en poblados marginales?