espacioseuropeos.com (12/2/2009)
El diario estadounidense «New York Times» reveló hace unos días que Estados Unidos apoyó de forma encubierta un ataque del Ejército de Uganda contra un grupo rebelde, lo que contribuyó a provocar la masacre que causó la muerte de, aproximadamente, mil civiles.
La anterior Administración de EE. UU. aprobó que asesores militares estadounidenses ayudaran a las Fuerzas Armadas ugandesas a perpetrar un ataque contra el Ejército de «Resistencia del Señor» (LRA), importante grupo rebelde. Pero, al parecer, el plan fue mal planificado y peor ejecutado, lo que provocó que los rebeldes llevaran a cabo una represión contra civiles en la República Democrática del Congo.
Según el «New York Times», Estados Unidos debería haber avisado que el plan iba a fracasar, lo que hubiera evitado las represalias de los rebeldes.
La acción del LRA tuvo lugar al noreste de la República Democrática del Congo (RDC). Según el teniente coronel Jean-Paul Dietrich, portavoz de la misión de la ONU (MONUC) en la República Democrática del Congo, «al menos 100 cadáveres han sido recuperados por las fuerzas de defensa locales. El ataque fue al parecer cometido por 13 rebeldes». La represalia de los rebeldes ugandeses causó más de 900 muertos, todos ellos civiles congoleños.
La duda que albergan los críticos a esas operaciones es ¿quién aviso a los rebeldes de ese ataque del Ejército de Uganda? Y a ¿quién le interesa desestabilizar aún más esa zona?