carlos-delgadoespacioseuropeos.com (9/4/2009)
El diario «El Mundo» publicaba ayer una «carta abierta» dirigida al presidente del Partido Popular, Mariano Rajoy. El autor de la misiva es Carlos Delgado Truyols, militante del PP, y alcalde de la localidad de Calvià (Baleares).

La carta, con seguridad se le ha indigestado a Rajoy Grey. El texto comienza así: «Quizá me recuerde. Soy el alcalde de Calviá, el segundo municipio en población de Baleares y el primero desde el punto de vista turístico. Y, por ello, en la práctica soy el presidente de la institución más importante de las Islas Baleares en las que gobierna el Partido Popular, ya que, tanto en el Gobierno autonómico como en el Consejo Insular de Mallorca, como en el Ayuntamiento de Palma, gobierna en la actualidad el hexapartito, es decir, el pacto de todos los partidos contra el PP».

Que nos disculpe Pedro J., pero el resto la vamos a publicar íntegramente, pues, sinceramente, no tiene desperdicio…

«Además, soy el único alcalde del PP de Baleares que ha abandonado la Federación Española de Municipios y Provincias (EMP) por las declaraciones que efectuó su presidente, Pedro Castro, en contra de nuestros votantes. Soy, igualmente, el único que ha rechazado y objetado públicamente contra la asignatura Educación para la Ciudadanía, el único que ha abogado por la celebración de primarias en el partido y la limitación de los mandatos a dos legislaturas, el único que ha defendido que la lengua de los mallorquines (aparte del español) no es el catalán sino el mallorquín, y el único que ha defendido la libre elección por los padres de la lengua en la que desean que sean educados sus hijos.

Por último, y con este dato seguro que se acordará de mí, soy el candidato a la Presidencia del PP balear al que usted se olvidó de saludar en el último Congreso Regional, celebrado el 5 de julio del año pasado en Palma.

El motivo que me ha impulsado a escribir esta carta, dejando bien claro por enésima vez que mi única aspiración política es cumplir el resto de mi legislatura como alcalde y que mi horizonte personal se vislumbra ya en breve fuera de la actividad pública, es hacerle llegar mi opinión sobre la dificilísima situación que atraviesa el partido en Baleares, así como manifestarle mi absoluta convicción de que ésta únicamente puede ser solucionada mediante la fijación, desde lo más alto de la jerarquía del partido, de unos principios y directrices claros y comunes para toda España.

Pienso que han sido tres los motivos que han llevado a la situación actual del PP en Baleares. El primero, el espectáculo que estamos dando con los variados casos de corrupción del último Gobierno popular presidido por Jaime Matas, tras su fulgurante desaparición de la vida política, tema éste que merece una amplia reflexión pero que no es objeto de la presente carta. El segundo, la ausencia de un rumbo fijo, de una ideología y de unos principios claros. Y el tercero, la falta de renovación de todas las personas que llevan demasiados años en la primera línea política y que ya no tienen ninguna credibilidad.

Señor Rajoy, llevamos muchos años defraudando a nuestros simpatizantes y potenciales votantes en Baleares, y las consecuencias de dicha inexplicable actitud no han hecho más que comenzar a padecerse. Hemos llegado a un mariano-rajoypunto en el que puedo afirmar con rotundidad que, si no rectificamos ya, el partido en Baleares no tiene ningún futuro, algo de lo que, sin duda, se beneficiarán otros partidos, como UPyD.

Muy recientemente, el electorado vasco y el gallego han mostrado un rechazo a las políticas ambiguas en cuestiones esenciales que tienen que ver con los valores superiores de nuestra Constitución y, muy especialmente, un rechazo a que partidos nacionales olviden su condición de tales y, lo que es peor, que se presten a ser correa de transmisión de nacionalismos completamente incompatibles con el espíritu y la letra de los valores constitucionales entre los que destaca, sin duda, el derecho del ciudadano a la libre elección de la lengua que quiera utilizar, de entre las oficiales, en la enseñanza o en sus relaciones con la Administración.

Pues bien, presidente, estos diáfanos principios en materia de derechos y libertades que le han permitido al partido recuperar Galicia y participar en el histórico cambio constitucionalista en el País Vasco no rigen para el Partido Popular de Baleares. Peor aún, toda la normativa que ha permitido la conculcación de derechos y libertades, como la Ley de Normalización Lingüística y el Decreto de Mínimos en la enseñanza, ha sido impulsada, redactada y aprobada por nuestra formación. La tremenda irrupción de lo que hoy se denomina fascismo catalanista y que ha conseguido que Baleares sea en la actualidad una autonomía monolingüe -que ha expulsado el castellano del uso oficial- no ha precisado crear un marco jurídico nuevo, sino que se ha limitado a utilizar el marco jurídico que irresponsablemente creó el PP balear.

La irritación de la ciudadanía en general y de nuestros votantes en particular se comprenderá si tenemos en cuenta que, de acuerdo con reiterados sondeos efectuados, más del 90% de nuestros simpatizantes defiende la libre elección de la lengua en la educación (le ruego entre en www.porbaleares.com), llamando la atención la reticencia de la cúpula dirigente del partido, en primer lugar y ante todo, a reconocer los errores cometidos y, a continuación, a proponer de forma clara y sin complejos los mismos principios de libertad que ha asumido el PP en Galicia y en el País Vasco.

Nuestro partido sigue instalado en la ambigüedad calculada que ya en dos ocasiones nos ha hecho perder las elecciones. Ahora vienen las elecciones europeas que, con toda seguridad, trascenderán su estricta finalidad para convertirse en un test, tanto del Gobierno socialista como de la oposición del PP. Y ante esta cita que está a la vuelta de la esquina, el PP balear sigue sin pronunciarse en los asuntos fundamentales, ni como tal partido ni a través de sus máximos dirigentes, comenzando por su presidenta Rosa Estarás. Algo tan sencillo como proclamar que se va a rectificar una equivocada línea de actuación y que se va a instaurar la libre elección de la lengua en la enseñanza.

Entendemos la dificultad que tiene Estarás, ya que ella se opuso en el pasado congreso regional a la libre elección de la lengua en la educación, aprobando unas ponencias contrarias a tal principio, principio que mi candidatura si defendía. Su dilema es terrible: o acepta que se equivocó y nos da la razón, con lo cual iría en contra de lo aprobado en el congreso regional pero en la línea de lo que parece defender el partido a escala nacional, o se mantiene en sus trece y prescinde de la libertad de elección de lengua, continuando con esa ridiculez que se inventaron del «bilingüismo integrador».

En el primer caso, deberá dimitir por haber engañado a sus votantes, pero pondrá al partido en disposición de ganar las elecciones. En el segundo, será consecuente con lo que defendió en el congreso regional, pero hundirá al partido. Hasta ahora ha venido diciendo que tiene que atenerse a lo aprobado en el congreso. Evidentemente, ante tal situación, su intervención, presidente, es ineludible.

Créame, esta solemne declaración de principios y políticas debe hacerse con urgencia, de forma clara y rotunda y con las escenificaciones pertinentes. No basta con declaraciones individuales, entre otras razones porque el primer y gran problema que tiene el PP en estas cuestiones es el de su falta de credibilidad. De ahí la necesidad de que usted, personalmente, se involucre, antes de las elecciones europeas, en lo que, a mi juicio, debe ser un auténtico proceso refundacional del partido en Baleares. En caso contrario puede ocurrir que el PP, gracias a Jaime Mayor Oreja, gane las elecciones en toda España y las pierda en Baleares.

Y aprovecho la ocasión para decirle que si su intervención es imprescindible desde el punto de vista regional en Baleares, también y sobre todo, lo es a nivel nacional. Sobre usted recae la responsabilidad de marcar unas líneas comunes al partido en todas las comunidades autónomas. Sobre usted recae la responsabilidad de marcar clarísimamente la idea de España que va a defender el PP. Sobre usted recae la responsabilidad de establecer cual debe ser la postura frente a los nacionalismos. Y sobre usted recae la responsabilidad de decidir si vamos a reformar la Constitución para que el Estado recupere o controle determinadas competencias, como la educación, que nunca debieron ser cedidas. Y esa postura debería ser la misma en Madrid, en Galicia, en Cataluña, en el País Vasco, en Baleares y en toda España.

En resumen, presidente, la situación actual exige un líder nacional que, sin complejos y por el bien de España, haga renacer la ilusión en la sociedad y lidere un nuevo Partido Popular que marque unos principios irrenunciables uniformes y defienda su cumplimiento hasta el último rincón de nuestro país. Lamentablemente, hasta este momento, eso no ha ocurrido».