espacioseuropeos.com (23/5/2009)
El gobierno holandés ha puesto en marcha un proyecto para combatir los llamados «matrimonios concertados», que se suelen hacer con niñas menores de edad residentes en Holanda. Esos «matrimonios» se suelen producir en los períodos vacacionales, y se llevan a cabo en los países de donde son originarios los padres de las niñas.
Aunque no hay datos oficiales, al parecer, centenares de niñas y jovencitas de origen marroquí, turco y pakistaní (en menor medida argelino) no regresan a Holanda después de haber pasado sus vacaciones en la tierra materna.
El gobierno holandés está poniendo en marcha un programa, mediante el cual las alumnas de colegios tienen la oportunidad de hacer una declaración en la que se niegan a «contraer matrimonios concertados por sus familiares, y de darse una boda tal, los colegios pueden informarlo a la policía», según informa Radio Nederland.
El método -comenta la citada emisora- «ha sido copiado de Gran Bretaña, donde se aplica desde hace años». Cuando, a pesar de haber firmado la declaración, una joven es obligada a casarse, se emprende una acción inmediata. El Gobierno británico ha previsto todo tipo de detalles. Así, por ejemplo, en sus embajadas hay funcionarios especializados en estos casos, los cuales facilitan el regreso de las niñas afectadas por estos «matrimonios».
El gobierno holandés reconoce desconocer la magnitud de este fenómeno, aunque es consciente que se suelen producir «crímenes de honor», razón por la cual en los ayuntamientos holandeses se trabaja en asuntos de «violencia relacionada con el honor»; es decir -comenta Radio Nederland– en violencia «sobre las jóvenes de una familia, en la que observamos que un matrimonio concertado puede originar más tarde casos de violencia relacionada con el honor».
Según la misma fuente, los primeros indicios sobre esos «matrimonios» se producen en las escuelas, donde docentes y asistentes sociales detectan un posible matrimonio o la ausencia de una niña tras el período vacacional.
La legislación holandesa no contempla esos «matrimonios concertados», pero tampoco puede prohibirlos, ya que, supuestamente, se producen fuera de territorio holandés, pero si puede sancionar a los padres, ya que la escolarización es obligatoria en Holanda, como en el resto de Europa.
España, como viene siendo habitual, camina «sobre ascuas» en estos asuntos. Un progresismo inculto y mal entendido, es incapaz de hacer valer nuestra legislación so pretexto de lo «intercultural». Así, por ejemplo, son habituales los conflictos en centros hospitalarios cuando una mujer musulmana tiene que ser atendida por un medico. Situaciones similares se producen cuando miembros de la Policía Nacional proceden a fotografías a mujeres de esa religión que se niegan -más bien sus maridos y familiares- a despojarse del burka.