espacioseuropeos.com (4/7/2009)
Rusia considera contraproducente aplicar medidas sancionadoras contra Irán por los sucesos registrados tras las elecciones presidenciales en ese país. Así lo ha manifestado el gobierno ruso a través del portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores, Andrei Nesterenko.
Nesterenko manifestó que «consideramos que sería contraproducente imponer sanciones a Teherán porque los sucesos acaecidos tras las elecciones presidenciales son un problema interno de Irán, y además, las sanciones pueden provocar un desarrollo indeseable de la situación dentro y fuera del país».
Independientemente de la manipulación o no que haya podido haber en los resultados electorales, hay que recordar que antes de que se anunciaran oficialmente, el opositor Mousavi proclamó su victoria; más tarde -al hacerse públicos los resultados- acusó a las autoridades iraníes de fraude electoral. A partir de entonces, los partidarios de Mousavi se lanzaron a las calles de Teherán manifestando su descontento.
Las manifestaciones, con duros enfrentamientos, así como la presión internacional liderada por Estados Unidos y Gran Bretaña, obligaron al Consejo de Guardianes (órgano supervisor de las elecciones) ordenó realizar un recuento parcial de los votos. Tras esta revisión, se confirmó la victoria de Ahmadineyad.
Por otro lado, según medios de comunicación occidentales, Maziar Baharí, corresponsal de la revista «Newsweek» en Irán ha sido obligado a declarar que difundió informaciones «falsas y parciales» durante el transcurso de las protestas. Estas declaraciones las hizo Maziar Baharí, durante una conferencia de prensa, mientras continuaba bajo custodia policial.
Otro conflicto que tiene abierto Teherán es el de los empleados -de nacionalidad iraní- de la embajada británica, que fueron detenidos la semana pasada, acusados de participar en las protestas, y que pueden ser llevados a juicio. Por su parte, el Foreign Office expresó ayer su preocupación por ello, a la vez que pedía a los miembros de la Unión Europea que retiren a sus representantes diplomáticos de Irán como respuesta a las detenciones de esos empleados de su embajada en Teherán.
Irán mantiene un pulso en el que entre bambalinas hay muchos intereses, y del que no hay que menospreciar a Israel.