J.M.G.T. (26/10/2009)cayo-lara
Cayo Lara, coordinador general de Izquierda Unida, ha ocupado la tribuna de Fórum Europa, tras la presentación por el presidente de la entidad convocante, José Luis Rodríguez. Éste caracterizó al ponente como hombre tenaz y de ideas claras. Para el día 29 tiene convocada una manifestación en Sevilla.  En diciembre hará un año que se puso al timón y proyectaba superar las cuitas internas de IU, así como convocar una huelga general; para esto último no cuenta con la ayuda del líder sindical Fernández Toxo, presente en la sala (lo manifestó en comparecencia anterior y, al callar, otorgaba ahora).

Lara (Cayo) pretendía, además de desayunar, trasladar algunas ideas. Leyó bien, transmitiendo convencimiento. No llevaba corbata, en el mismo Hotel Ritz que un día no alojaba a James Stewart por ser actor; para lograrlo tuvo que alegar su otra condición de general de la Fuerza Aérea USA.

Al desgranar datos de nuestra realidad, el panorama resultaba dantesco; algo terrorífico para el colega extranjero que  este cronista tenía de vecino en la mesa. Se está destruyendo empleo, no ya temporal, sino fijo. La cifra del paro, en un año, equivale a cuarenta ciudades como Toledo monopolizadas por el desempleo.

Entre tanto cree que el Gobierno no tiene voluntad de luchar contra el fraude fiscal, con lo cual son estafados quienes pagan sus impuestos (auténticos paganos).

La banca no colabora para la salida de la crisis y el presidente de CEOE, Gerardo Díaz Ferrán, también trabaja «pro domo sua». Podrían caerle cincuenta millones de euros de los seiscientos millones para socorrer a compañías aéreas.

IU propugna cambios profundos sobre el modelo actual, algo que, afirmó, no figura en el proyecto de ley de la Economía sostenible. Cayo Lara reclama más salarios, más pensiones, más viviendas, mayor progresividad fiscal y una casuística que abarca eliminar beneficios fiscales a las SICAV, un nuevo impuesto sobre las grandes fortunas y suprimir los billetes de 500 euros.

Considera que MAFO, el gobernador del Banco de España, debería haber dimitido por apadrinar las tesis neoliberales de las patronales, cuando tendría que dedicar su labor a problemas como la evolución de la Caja de Castilla-La Mancha.

Afganistán, de salida, sí
Durante el desarrollo del habitual coloquio, encuadró  la guerra de Afganistán en relación con la lucha por los recursos energéticos, si bien podría derivar  hacia una especie de Vietnam con guerra civil posterior. Es partidario de que España salga de allí.

Dio respuesta a varias preguntas sobre su pretensión de  que sea controlada auténticamente la economía de la Corona. Relató que el Rey -a quien prefiere denominar el Jefe del Estado- le contó que no ha tenido más patrimonio que el regalo que le hizo el rey Hussein de Jordania, de la residencia «La Mareta», que posteriormente cedió al Estado. Con cierto escepticismo, el líder de IU aludió a que «por ahí se leen otras cosas». Se reafirmó en que debe haber un control absoluto sobre las cuentas de la Monarquía.

Cayo Lara dejó caer que había sido un alcalde de pueblo. De ahí que dudara si Fernández Campo (q.e.p.d.) tenía por nombre de pila Sabino o Gabino. En todo caso considera que fue «un buen hombre». Por otra parte sitúa «La Mareta», en Tenerife y no en Lanzarote, donde de verdad está. No le vendrán mal un par de tardes para imponerse en el qué, el quien, el cómo, el cuándo y el porqué de la política nacional.

Pero, por supuesto, con mejor aprovechamiento que el demostrado por ZP en materia económica, con Jordi Sevilla. Claro que, en el caso del ocupante de La Moncloa y veraneante de La Mareta, hay que recordar aquello de que lo que la naturaleza no da, Salamanca no lo presta.