Eugenio Pordomingo (22/10/2009)
Las vergonzosas e indescriptibles «elecciones» llevadas a cabo en el empobrecido y ensangrentado Afganistán han dejado en entredicho al presidente de Estados Unidos, Barack Obama, y al resto de los dirigentes de los países que forman las fuerzas militares de la «coalición internacional». Tratar de imponer a toda costa la figura del presidente afgano, Hamid Karzai, a pesar de las más que evidentes muestras de adulteración de las urnas electorales, no ha hecho más que mostrar una vez más la falsedad de la información que nos transmiten sobre Afganistán.
¿Cómo se puede tratar de convencernos de la posibilidad de unas «elecciones democráticas» en Afganistán?, un país, donde la sanidad y la escolaridad brillan por su ausencia, y donde la hambruna, los atentados, los bombardeos y la producción de opio, son el pan nuestro de cada día.
¿Cómo se puede tratar de convencernos de unas «elecciones democráticas» en Afganistán?, donde la población acude a votar -los pocos que lo han hecho- forzada y rodeada de carros de combate y bajo el temor de una explosión. Además de no conocer a los candidatos… Y luego está el transporte de las urnas en burros y mulos, a través de miles de kilómetros.
20 de agosto de 2009
Recordemos, que sin haber concluido la jornada electoral del pasado 20 de agosto, el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, se apresuró a felicitar al pueblo afgano por su participación en la jornada electoral y la valentía demostrada en acudir a las urnas. Obama debía haber mantenido un discreto silencio y esperar a comprobar lo que era más que un rumor, que pregonaban mil y un organismos internacionales, sobre las numerosas irregularidades habidas antes, durante y después de esa convocatoria electoral.
Intentar meter por un embudo a un supuesto líder y tratar de convencer a la población afgana que depositando un papelito con un nombre van a solucionar sus muchos problemas, más que un error es una falta, no sólo de principios éticos y estéticos, sino de sentido común.
Ahora, ante las evidencias tan flagrantes de adulteración de la escasa voluntad popular, se llama a una «segunda vuelta», como si se tratara de Francia, por ejemplo. Presto acude el Secretario General de la ONU, Ban Ki-moon, para apoyar la convocatoria de esa segunda ronda para las presidenciales. Después, vienen a rematar la «operación» mediática de blanqueo de imagen, las «autoridades afganas» con eso de que «apoyan la convocatoria de una segunda ronda para los comicios presidenciales en Afganistán adoptada hoy…».
Pero, la mofa, el escarnio, el vilipendio y no se cuantos calificativos más se dan cuando nos transmiten el mensaje de que el secretario general de la ONU ha dicho que aplaude la «decisión que tomó el presidente Hamid Karzai y rindo tributo a este líder que respeta la Constitución de Afganistán y el proceso democrático. También aplaudo la actitud mantenida ante el proceso electoral por otro candidato, Abdulah Abdulah«.
La llamada «segunda ronda electoral» queda así convocada para el próximo día 7 de noviembre, en la que el candidato de la «coalición internacional», Hamid Karzai, y su opositor Abdullah Abdullah, vuelven a ser los «señores» elegidos para seguir mangoneando lo que genera la situación.
Seamos serios, señores. Cómo se puede permitir que un personaje como Karzai, después de las tropelías que ha hecho y consiente -y no me refiero sólo al fraude electoral- pueda ser de nuevo candidato electoral. No me cabe ninguna duda que es el candidato que interesa a los que lideran la «coalición internacional».
Fuimos de los primeros en hacernos eco de los sonidos que nos llegaban acerca de las golferías que se estaban produciendo en relación con los comicios del 20 de agosto, entonces éramos una «rara avis», hoy hasta la ONU constata el inmenso fraude. El tiempo nos ha dado la razón…
Como decía el filósofo Horacio: «El tiempo saca a luz todo lo que está oculto y encubre y esconde lo que ahora brilla con el mas grande esplendor».