yaser-arafat1espacioseuropeos.com (12/12/2009)
El digital Rebanadas de Realidad, publicó ayer un artículo de Suhail Hani Daher Akel, Primer Embajador del Estado de Palestina en la Argentina, referido a la extraña muerte del líder de la OLP Yasser Arafat. En el artículo, titulado, «El envenenamiento de Yasser Arafat sigue impune», su autor afirma que «No hubo voluntad de investigar la muerte de uno de los más importantes estrategas y lideres del siglo XX, Yasser Arafat (Abu Ammar)».

De acuerdo con lo publicado por el autor, los «dirigentes sionistas israelíes a viva voces vociferaron sus deseos de asesinar a Abu Ammar (…) Los tres años que se extendió el criminal cerco militar al democrático presidente y Nobel de Paz, Abu Ammar, en la Mukata’a (presidencia palestina), en Ramallah, decretado por el premier Ariel Sharon y su canciller Shimon Peres, fue espinosamente encubierto».

Nadie hizo nada, afirma el embajador Suhail Hani Daher Akel, «Ni los jerarcas árabes sosegados en sus sillones de fino oro, ni el occidente achispado con la ética de libertades y democracias».

Abu Ammar, que hizo frente a las necesidades de un pueblo oprimido y diezmado, fue victima solitaria de las constantes presiones internacionales y de los regímenes árabes para capitular, pero no lo hizo, dice el autor:  «Lo envenenaron. Arafat fue digno con su vida y con su muerte».

Al remontar la memoria -continúa el autor- «y situarla sobre el hostil lenguaje de Ariel Sharon, Shimon Peres, Shaul Mofaz, Ehud Barack y Ehud Olmert, incitando públicamente el asesinato de Arafat en los periódicos israelíes. Más, la suma del terrorismo de estado israelí en sus ataques con mísiles y buldózer a la indefensa Mukata’a, sobran las evidencias para ser acusados del magnicidio de Abu Ammar«.

Pero, no fueron solamente los israelíes los que trabajaron contra las legítimas y sinceras aspiraciones de Abu Ammarm con su pueblo, mantiene el embajador palestino en Argentina, ya que «estadounidenses, europeos, regímenes corruptos latinoamericanos y árabes, y hasta la propia ONU, embriagados por el rigor del lobby político-económico judío, colaboraron de distinta manera para quebrar la desafiante rama de olivo, que como prenda de paz, Arafat presentó en la Asamblea General de las Naciones Unidas en 1974 y torcerle su firme mano tendida a los israelíes en su propuesta de ‘Paz para los Valientes’ en el abortado acuerdo de Oslo de 1993″.

Según Hani Daher, no solo los israelíes no desearon desenterrar la recóndita muerte del mártir Yasser Arafat, el propio liderazgo palestino no estuvo dispuesto hacerlo. Después de «cinco años, el envenenamiento de Abu Ammar sigue impune«.

Los responsables israelíes y las manos de aquellos palestinos llagadas de traición siguen libres, se queja el autor, «al igual embajador-de-palestina-en-buenos-airesque aquellos que redactaron en 588 paginas la historia clínica de las dos semanas de internación de Arafat en el Hospital militar Percy de París, sin determinar los síntomas de su muerte».

Arafat, demacrado, cargando con el peso de una larga y dolorosa historia de vida, percibió que había sido traicionado y envenenado, y que muchos de su entorno lo abandonaron por algunas magras monedas: «Con grandeza perdonó y se despidió lanzando con sus manos temblorosas como consecuencia de un avanzado parkinson, decenas de besos que iluminaron aquellas enrojecidas retinas palestinas que lo vieron por ultima vez con vida, antes de aquel fatídico 11 de noviembre de 2004, fecha de su deceso».

El escrito de Hani Daher Akel finaliza así: «Al regresar su cuerpo a Palestina ocupada, fue abrazado por su leal pueblo. Denegada su sepultura en su ciudad natal de Jerusalén por la orden cobarde de Sharon (hoy en estado vegetativo), fue enterrado en la Mukata’a cubierto con tierra traída desde Jerusalén, en transitoria espera de su definitivo retorno y descanso en el predio sagrado de la Mezquita al-Aqsa de esa ciudad santa, liberada y como capital del Estado de Palestina».